No se saben con certerza cuáles han sido los orígenes de esta ciudad, pero todo apunta a que las gentes fueron agrupándose en torno al "Portus Victoriae", un enclave costero de algunos con los que contaba la calzada romana que partiendo de Julióbriga (en las cercanías de Reinosa), bajaba hasta el mar.
El nombre de Santander no es más que la derivación de la palabra latina "Sancti Emeteri" (San Emeterio, uno de sus patronos). El Fuero por el que a esta población se la otorgaba el título de ciudad fué dado por el Rey Alfonso VIII de Castilla el 11 de julio de 1.187.
Con el paso de los siglos la ciudad fué transformándose; de la Puebla Nueva (que a su vez se dividía en dos núcleos separados por una antigua ría -la de Becedo-), la ciudad creció más allá de sus murallas, constituyendo un importante núcleo comercial a través de su puerto. Y es que Santander siempre ha vivido de cara al mar. De él procedió su riqueza y tambien las desgracias.
Hoy Santander es una ciudad moderna pero que conserva aún el rancio sabor de antaño, sobre todo en algunas de sus calles. Algunas de ellas siguen tal cual estaban hace siglos. Otras, por el contrario desaparecieron; pero surgieron otras nuevas, sobre todo a partir del terrible incendio que asoló la ciudad en febrero de 1.941.
Hoy me he recorrido algunas de sus calles. Y es que muchas veces pasamos por ellas sin darnos cuenta de los pequeños detalles que encierran. Tal vez por la costumbre o por las prisas o por que ya nos parece haberlo visto todo, no nos damos cuenta de que, a simple vista, sin necesidad de recurrir a museos ni exposiciones, la historia de nuestras ciudades (en este caso de Santander) la tenemos a la vuelta de la esquina.
Empiezo el recorrido en la céntrica Plaza de Pombo (conocida anteriormente como Plaza de José Antonio). Los edificios que la rodean tienen ése sabor marinero que ha configurado por mucho tiempo el ambiente santanderino: balconadas con cristaleras y soportales rodean este entorno.
Estos soportales se conocen con el nombre de los Arcos de Dóriga, puesto que antaño todo el edificio era propiedad de ésta familia:
Uno de los edificios más bonitos de Santander es el Palacio de Macho. En él tiene su sede en la actualidad la oficina principal del Banco Español de Crédito. Sus fachadas están profusamente adornadas con multitud de detalles (casi hasta estar demasiado sobrecargado de filigranas). No hace muchos años, en dos de sus torres, aún se podían contemplar unas enormes águilas de bronce, que fueron retiradas en previsión de que causaran algún accidente.
La calle de San José es una estrecha cuesta que va ascendiendo poco a poco hacia las zonas de altura media de la ciudad. Casi en su final se yergue la Iglesia del Sagrado Corazón.
Y al lado de esta calle se extiende la amplitud de la Plaza Porticada. Bueno...así es como la conocemos todos los santanderinos, pero en realidad su denominación oficial es Plaza de Velarde. Este lugar fué durante muchos años el solar donde se celebraba el Festival Internacional de Música de Santander. Con la construcción del moderno Palacio de Festivales ny el consiguiente traslado del festival a sus instalaciones, la Plaza perdió algo de su esencia.
La estatua de Velarde (ahora colocada en la plaza tras la remodelación), recuerda a uno de los héroes del 2 de Mayo. Pedro Velarde nació en Muriedas y él, junto con Luis Daoiz y mucha gente anónima, fueron los que se rebelaron en las calles de Madrid contra la opresión del ejército francés. Con él y con muchos otros comenzó la guerra de la Independencia contra Francia.
Recorremos ahora la mplia Avenida de Calvo Sotelo, la principal arteria de la ciudad. En ella hay un sinfín de edificios, casi todos dedicados a oficinas o comercios. En la fachada de uno de ellos existe una placa conmemorativa con la siguiente inscripción:
PRIMA EX IGNE RENATATras el pavoroso incendio de Santander en 1.941, la ciudad cambió por completo su fisonomía. Se contruyeron modernos edificios y se dió un mejor trazado a sus calles. Precisamente la traducción de esta inscripción es:
El primero renacido del fuego. Y lo cierto es que fué éste edificio (donde hoy se albergan oficinas de Seguros), el primero que se construyó tras el desastre de Santander.
Volvemos un poco sobre nuestros pasos hasta encontrarnos con la Plaza de Atarazanas. Allí se levantan la Catedral y un monumento a la Asunción de la Virgen.
Un detalle del exterior del ábside de la Catedral. En su interior (sobre todo en el claustro) pueden verse muchos detalles grabados en las piedras. Quizá sea otro capítulo de este reportaje.
...continúa...