Richter asignó arbitrariamente la magnitud 0 a un terremoto que produjera un desplazamiento horizontal máximo de 1 μm en un sismograma trazado por un sismómetro de torsión Wood-Anderson localizado a 100 km de distancia del epicentro. Esta decisión tuvo la intención de prevenir la asignación de magnitudes negativas. Sin embargo, con los sismógrafos modernos más sensibles, es habitual detectar movimientos más pequeños que se corresponden con magnitudes negativas.