La Península Ibérica sí tiene una gemela, que es Anatolia. Una hermana un poco más bruta eso sí.
Respecto a las montañas, se me ocurren un par de cuestiones:
1. Los anticiclones térmicos invernales serían menos importantes, por lo que la sequía invernal del centro se reduciría.
2. Igualmente la baja térmica ibérica tendría menos posibilidades de desarrollarse, veranos menos cálidos.
3. La zona más directamente influenciada por masas de aire marítimo sería mayor, dado que la masa de aire marítima superficial podría entrar más profundamente, tanto en invierno como en verano. Vale para los dos mares.
4. La cobertura vegetal sería mayor (con permiso humano) favoreciendo la generación de nuevas tormentas e impidiendo en mayor medida la radiación de calor (vale para el verano y el invierno).
5. Es posible que muchas zonas a barlovento de las montañas vean reducidos sus acumulados.
6. En consecuencia el clima sería más homogéneo, húmedo y templado.
Una especie de Francia con sequía estival más intensa (impepinable, doña latitud manda).