Parecería que el peso de la atmósfera podría empotrarnos contra el suelo. La presión ejercida sobre nuestra cabeza es de aproximadamente unos 200 Kg. Entonces...¿por que no nos aplasta?

De hecho deberíamos soportar el peso del aire si la atmósfera fuese un sólido tal y como una losa de hormigón recubriendo el planeta entero. Pero el aire es fluido y la presión no sólo se ejerce de arriba a abajo, sino también sobre los lados de los objetos y sobre sus caras inferiores.

Por debajo de nuestros pies el aire se infiltra y ejerce una presión dirigida hacia arriba que se equilibra con la presión por encima del pié. Si el contacto entre el pié y el suelo fuese completamente estanco, de forma que impidiese en paso del aire, nuestros pies haría ventosa y no los podríamos levantar.

¿Y con respecto a la fuerza enorme, de una tonelada aproximadamente, ejercida por la presión atmosférica sobre nuestra caja torácica? Si nuestro pecho no queda machacado es por el aire que queda en el interior de nuestros pulmones: Su presión equilibra la presión exterior. En el caso del oído interno, cuya presión no se reequilibra automáticamente,  notamos las molestias que nos producen los cambios de presión cuando subimos en un ccoche a mayor altitud (puerto de montaña) o cuando viajamos en avión, que nos obligan a deglutir (pasar la saliva) para reestablecer ése equilibrio modificado.

Gracias, profe.

Estas cosas tan simples (o no) son esenciales para explicar muchas otras cosas que nuestra meteocabezapensante piensa.

Coño Luis, estás de un didáctico tremendo xD 

Cita de: FRENTEFRIO en Viernes 30 Marzo 2007 13:09:25 PM
En el caso del oído interno, cuya presión no se reequilibra automáticamente,  notamos las molestias que nos producen los cambios de presión cuando subimos en un ccoche a mayor altitud (puerto de montaña) o cuando viajamos en avión, que nos obligan a deglutir (pasar la saliva) para reestablecer ése equilibrio modificado.

Estas molestias son mayores en los descensos. Todos hemos sentido esa sensación de "taponarse los oidos". Es más acusado en los aviones, sobre todo si se hacen descensos pronunciados. En los de línea no debería ser excesivo el efecto, porquela presurización es progresiva y a menor velocidad de la de molestia.

Para equilibrar las presiones del oido interno y de la atmósfera, se recurre a lo que se llama "Maniobra de Valsava". Se trata de pinzarse la nariz, y con ella cerrada intentar soplar por ella (con cuidado). Eso hace que la trompa de eustaquio se abra y permita igualar presiones.