Precioso espectaculo de fuerza (y ruido, aunque no lo podamos escuchar), el que ofrece ese bravo río de montaña, los pobres abedules con sus hojas amarillas de otoño, bien se tendran que fijar sus raices para no ser arrastrados por la corriente.
El paisaje otoñal de la vega, precioso.
Saludos, Silver&Pyrene.