El Jauntxo de Jaizkibel nunca defrauda.
Me encantan esas turbonadas Cantábricas.
Y a ver si este invierno pillo un buen temporal en fin de semana y puedo desplazarme para verlo.
En mis tiempos de estudiante en Donostia era uno de los fanáticos del Paseo Nuevo, aguantar en la barandilla lo más posible y luego a correr. Estética y adrenalina, lo echo de menos.