El lunes llegó el momento de un nuevo viaje pirenaico. Como es norma en esta casa, nos gusta preparar las excursiones con tranquilidad y la primera jornada suele ser de acercamiento. El plan era llegar a dormir a Gósol, en el corazón del Berguedá, así que la primera parada la hicimos en Lleida. Las fotos son cortesía del restaurante La Huerta...
El local, desde fuera (fotos de Twitter).




Media de Castell del Remei (DO Costers del Segre).



Media de escalivada.



Los míticos caracoles a la llauna, riquísimos.



Un poco de carne.



Y crema catalana para terminar. Que se note que estamos en Catalunya.


 
Como se puede imaginar, pusimos rumbo a Berga con toda la euforia. Íbamos recomendados y subimos al santuario de Queralt. Un mirador que encontramos de camino. 















Las vistas sobre la localidad son fantásticas. Es un lugar que merece la pena visitar.

























Conviene tomar uno de los senderos que se aleja del santuario para tomar otra perspectiva del entorno.










De ahí no queda muy lejos el entorno de los Rasos de Peguera, circuito de esquí de fondo que en verano no tiene mucha vida.










Uno de los encuentros del día es con el Pedraforca, la montaña del día siguiente. Pero es una cima más propicia para el amanecer, al menos desde esta vertiente, y ahora no se aprecia del todo bien su belleza.





Desde Gósol no es tan original, aunque ya se ve que es una montaña importante.





Un paseo por la pintoresca localidad, donde Picasso vivió durante un tiempo, y hora del recogimiento. Mañana será un día más exigente...




























A partir de mañana vendrán los platos fuertes. Agárrense, porque vienen curvas...