Embalse de Sierra Brava
Exuberancia invernal en Extremadura
Por Marcelino Cardalliaguet Guerra (
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(Publicado en La Garcilla nº 121. Invierno 2004. SEO/BirdLife)
La combinación de aguas interiores, dehesas cargadas de frutos y cultivos de cereal, convierten a Extremadura en un lugar de invernada ideal para numerosas especies migradoras, incluida la más espectacular de ellas: la Grulla Común. Dentro de esta favorable situación, destaca un pequeño embalse situado a caballo entre las provincias de Cáceres y Badajoz.
Al sur de la Sierra de las Villuercas, rodeado de extensas dehesas de encina y cultivos, el embalse de Sierra Brava se ha descubierto en los últimos años como un extraordinario refugio que llega a albergar cada invierno más de 120.000 aves.
La capacidad de Extremadura para sorprender a los amantes de la ornitología parece ser inagotable, quizá por el gran desconocimiento que perdura de buena parte de sus recónditos parajes. Existe una combinación de circunstancias que explican esto: la gran popularidad entre los ornitólogos de una serie de lugares de reconocida riqueza ornitológica, hacia los que preferentemente se dirigen sus visitas y la gran extensión de territorio apartado o de difícil acceso, sobre el que todavía no se ha adentrado ningún conocedor de las aves.
Sierra Brava nos surgió así de la nada en invierno de 2002 cuando miembros del Grupo Ornitológico Cacereño (GOCE), se toparon con más de 100.000 anátidas, 15.000 gaviotas, 4.500 Agujas Colinegras, unas 8.000 Grullas, casi 1.000 ardeidas y 2.000 aves más entre Fochas, Somormujos y Zampullines. Nadie podía sospechar que en este pequeño embalse, perdido entre dehesas y cultivos al norte del archiconocido embalse de Orellana; pudiera albergar semejante concentración de aves.
Itinerario
Sierra Brava constituye hoy por hoy el mejor lugar para la observación de aves invernantes del interior peninsular. La ruta de acceso más completa, que nos permitirá observar todos los escenarios de este singular espacio, comienza en el desvío hacia Casas de Hito que sale a mano izquierda de la carretera que une Zorita con Madrigalejo, escasamente a dos kilómetros de esta última localidad. Esta vía secundaria nos conducirá a las zonas de arrozales que se extienden al sur del embalse, entre dehesas de encina y algunas zonas de pastizal de secano aún no transformadas.
En este escenario, caracterizado por el mosaico tan variado de hábitats, podemos empezar a disfrutar con observaciones de grandes bandos de grullas, gansos o sisones alimentándose en los barbechos de cereal, también numerosos grupos de Chorlito Dorado Europeo, Andarríos Bastardo (única zona de invernada en Extremadura), así como importantes pasos y grupos invernantes de Aguja Colinegra, Zarapito Real, Agachadiza Común, Archibebe Común, Espátula, etc... En los linderos de las dehesas es posible encontrar ejemplares de Elanio Azul, habiéndose detectado también invernada de Torcecuello. La lista de observaciones en este tramo puede ser muy numerosa, se aconseja el acercamiento a la charca de Casas de Hito, tomando un camino a mano izquierda unos 5 kilómetros después de iniciar el itinerario (recordar poner el cuentakilómetros parcial a cero antes de empezar el recorrido), este camino suele estar en muy mal estado por lo que será mejor que realicemos el recorrido a pié teniendo en cuenta que la charca está aproximadamente a un kilómetro y medio del cruce, detrás de un talud de tierra visible a lo lejos. En ella podremos observar numerosas especies de limícolas y anátidas, además constituye un lugar elevado desde donde explorar las llanuras de secano que aún perduran, donde todavía es posible detectar ejemplares de Avutarda.
Continuando por la carretera secundaria llegaremos al canal de las dehesas que dejaremos atrás siguiendo la vía en dirección norte. Nos encontramos ya circundando el embalse de Sierra Brava que se encuentra a nuestra izquierda, tras las dehesas de encina que cubren esta zona. Varios caminos se desvían hacia la orilla del embalse, rodeada desde este lado por suaves colinas que nos permitirán alcanzar puntos de observación elevados con un gran campo de visión sobre toda la lámina de agua. El espectáculo con el que nos podemos encontrar es impresionante: miles y miles de anátidas cubriendo las aguas del embalse y sus orillas, destacando importantes concentraciones de Ánade Friso, Pato Cuchara , Ánade Azulón, Ánade Rabudo, Cerceta Común y Ansar Común.
Entre esta masa de aves también es frecuente encontrar individuos de especies poco frecuentes como porrones bastardos, moñudos y pardos, barnaclas, ansares caretos y campestres o tarros blancos. Sobre las escasas isletas llanas del embalse se concentran más de 4.000 agujas colinegras y casi mil cormoranes, que se suman a las aproximadamente 15.000 gaviotas sombrías y reidoras que acompañan a los ánades en el embalse, entre las cuales es posible detectar alguna especie poco habitual, como la Gaviota Cana.
Para la vuelta aconsejamos tomar la carretera que sigue hasta el muro de la presa, donde suelen concentrarse somormujos y zampullines, entre los que es frecuente la presencia del escaso Zampullín Cuellinegro.
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