Los satélites GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment o Recuperación de la Gravedad y Experimento Climático) llevan más de seis años orbitando la Tierra, uno detrás de otro. Su misión es muy peculiar: permanecer juntos y dar cuenta del momento en el que se separan, aunque sea en una millonésima de metro. Es la forma que tienen de registrar los cambios en el campo gravitacional de la Tierra, algo clave para medir el deshielo.De hecho, ésa es la aplicación que están teniendo los datos transmitidos por ambos satélites al equipo conjunto de la Universidad Tecnológica de Delft y el Centro de Investigación Espacial (CSR) de Austin, en Texas: un retrato preciso de cómo va menguando la masa helada de Groenlandia.
Groenlandia es, después de la Antártida, la segunda reserva de hielo continental del planeta. El calentamiento global, mucho más pronunciado en el Ártico que en el resto del globo, está provocando una fusión acelerada tanto en el casquete polar (hielo marino) como en los glaciares continentales, como es el caso de la isla danesa.
Lo habitual es que las estimaciones de fusión de hielo se realicen midiendo, también por satélite, la extensión de hielo antes y después de la época de fusión, en verano. Las extremas condiciones climáticas de regiones como éstas impiden o dificultan las mediciones 'in situ'. Con GRACE, lo que se mide es la variación en el nivel del mar. La fusión de hielo continental eleva el nivel de los océanos, no así el del hielo marino.
Los datos que proporcionan los ojos robóticos de GRACE aportan una imagen mucho más precisa que la obtenida hasta ahora por otros métodos, según los autores del proyecto, cuyos resultados aparecerán publicados en Geophysical Research Letters.
Las nuevas mediciones se basan en las desviaciones del campo gravitacional de la Tierra, que causa fluctuaciones en la distancia que separa a los dos satélites. La gravedad está directamente relacionada con la masa, por lo que puede deducirse a través de estos datos los cambios en el equilibrio del agua en nuestro planeta, consecuencia directa del deshielo.
Las nuevas estimas dibujan un horizonte más nítido sobre el cambio climático. Según los datos de GRACE, el hielo que pierde Groenlandia es responsable de una elevación de medio milímetro al año en los océanos de todo el mundo. Esto se traduce en un promedio de 195 kilómetros cúbicos de hielo perdido cada año entre 2003 y 2008. Suficiente para para aumentar cinco centímetros el nivel del mar en los próximos cien años.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la intensidad de la fusión también se incrementará en las décadas venideras -en los dos últimos años la cantidad de hielo perdido en la isla ha subido en un 70%-, el mar también aumentará su nivel en mayor medida. Un reciente estudio publicado por la Comisión Delta, de Holanda, estimaba que el deshielo en Groenlandia provocaría un incremento del nivel del mar de entre 13 y 22 centímetros para 2100.
El pasado año 2007 fue un año extremadamente caluroso para el Ártico. La fusión de hielo marino batió un nuevo récord y los glaciares se vieron especialmente mermados. Pero la precisión que aporta la inseparable pareja GRACE permite saber que, por primera vez desde que se tienen registros (unas tres décadas), el calor fundió también el hielo en altitudes de más de 2.000 metros en Groenlandia.
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/01/ciencia/1222847248.html