Es debido a la influencia de los Anticiclones subtropicales Semipermanentes del Océano Pacífico Norte y Sur, que se desplazan levemente durante el año, unos cinco grados de latitud, siguiendo el movimiento aparente o declinación del sol.
La circulación del viento alrededor de estos centros de acción, ha generado la entrada de corrientes de aguas frías que bañan las costas occidentales de América del Norte y del Sur. Las cadenas montañosas de los Andes y las Rocallosas impiden en gran parte la transferencia de energía desde y hacia el resto del continente, lo que permite la homogeneidad en la distribución de las temperaturas a lo largo del litoral.
Al retirarse o debilitarse los anticiclones, permiten el paso intermitente de los frentes de origen polar, con precipitaciones marcadamente irregulares, pero con una clara tendencia al aumento, según la latitud.