Pongo aqui un articulo del Independiente de Granada que habla principalmente de sequias historicas en la zona pero que incluye una reseña historica del glaciar de la Veleta que seguro os resulta interesante. a mitad de articulo mas o menos.
http://www.elindependientedegranada.es/ciudadania/ano-que-secaron-olivos"
El termómetro del glaciar del VeletaLa falta de más crónicas detalladas no nos permite conocer con más detalle la sucesión de ciclos de sequía en Granada y la consiguiente hambruna de la población. La ausencia de reservas de agua, por inexistencia de pantanos, hacía muy vulnerable la agricultura. Al menos las zonas próximas a las vertientes de Sierra Nevada disponían de cierta cantidad de agua por el deshielo, siempre que el invierno hubiese sido abundante en nevadas. Recordemos que el final de la edad media y el comienzo de la moderna se caracterizaron por la Pequeña Edad de Hielo (PEH) y el ambiente se enfrió unos dos grados de promedio.
Las reservas de hielo en Sierra Nevada eran abundantes. Por ese “embalse montañoso” se han salvado los veneros y acequias de las partes bajas. Las referencias de textos árabes y después cristianos insisten en que las nieves eran perpetuas en las cumbres más altas. Estudios posteriores aseguran que el glaciar del Corral del Veleta fue una realidad, aunque en regresión continua, hasta el siglo XX en que desapareció.
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Sobre el glaciar del Corral del Veleta nos cuentan las crónicas árabes que era una inmensa mole de hielo que garantizaba una corriente continua de agua durante el verano y el otoño. Por eso la llamaron Yabal-Al-Taly (montaña de la nieve). El viajero Al-Razi (siglo X) escribió que “la nieve la cubre todo el año; cuando una capa desaparece, es reemplazada por otra”. Al Idrisi (s. XII) dijo que “no se ve limpia de nieve ni en verano (…) allí se encuentra la nieve acumulada desde hace muchos años”. Cinco siglos después, la acumulación de hielo y nieve debía ser muy similar en Sulayr, de manera que las prolongadas sequías eran contrarrestadas con las escorrentías de las cumbres. Antonio Ponz (1754) informó al rey que “Sierra Nevada guarda la primera nieve caída después del Diluvio”. Simón de Rojas Clemente (1804) constató que había ventisqueros perpetuos por encima de las 2.800 varas.
En la primera época de los naturalistas científicos ya se veían retroceder los hielos perpetuos del glaciar del Veleta, y de otros más pequeños en la vertiente norte; así, el botánico Boissier (1837) escribió que la lengua de hielo descendía hasta unos 300 pies en verano, con unos 600 de anchura; presentaba unas profundas grietas y se veían sucesivas capas de las nevadas anuales
En la primera época de los naturalistas científicos ya se veían retroceder los hielos perpetuos del glaciar del Veleta, y de otros más pequeños en la vertiente norte; así, el botánico Boissier (1837) escribió que la lengua de hielo descendía hasta unos 300 pies en verano, con unos 600 de anchura; presentaba unas profundas grietas y se veían sucesivas capas de las nevadas anuales. Helmmann (1876) afirmó que este glaciar era una masa de hielo en proceso de retroceso, de unos 250 metros de longitud y 580 metros de ancho. A comienzos del siglo XX todavía existía el glaciar del Corral del Veleta; Quelle realizó un estudio en 1908 y aseguró que todavía tenía 540 metros de anchura y se descolgaba hasta la cota de los 2.835 metros. Lo calificó de masa de hielo procedente del cuaternario.
El glaciar del Veleta ha actuado como la mejor columna de mercurio del termómetro climático de Granada. Ha servido para ir midiendo el progresivo calentamiento de esta tierra desde miles de años atrás. Si bien su derretimiento se aceleró durante el siglo XX hasta su completa desaparición. Hasta hace unos treinta años, casi todos los veranos quedaba algún ventisquero que enlazaba con las primeras nevadas del siguiente otoño; ahora eso ya no suele ocurrir."