La pequeña ciudad de Estrasburgo tiene dos partes bien diferenciadas: todo lo construido a partir de su designación como sede del parlamento europeo, sede del tribunal europeo de los derechos humanos y otras instituciones de la unión y el casco antiguo llamado la Petite France con sus canales y casas con solera.
Mención aparte merece su catedral, Notre-Dame strasbourg,de estilo gótico tardío iluminada por unos juegos de luces soberbios.
Al día siguiente partimos camino de Berlín, ciudad que durante una época convulsa marco el devenir del mundo.
Alexanderplatz.
Una ciudad de aspecto moderno y clásico al mismo tiempo, basta con girar la esquina.
Fuente de Neptunbrunnen (neptuno)
Su catedral, Berliner dom,impresiona por su interior luminoso y armónico.
En el sótano encontramos la cripta de la dinastía de los Hohenzollern donde se exponen los féretros de esta casa real.
Sorprende la cantidad de niños que morían por aquel tiempo.
También se exponen, en un pequeño museo aledaño a la cripta, obras cumbre como el manifiesto comunista de Karl Marx y Federic Engels o el capital escrito por el primero.
Aquí tenemos juntos a los autores, al maestro y al discípulo.
Constantemente nos tropezamos con la historia y la excelencia.
Pero Berlín es fuente cultural y bebe de la modernidad.En sus clásicas tabernas podemos encontrar detalles como estos.