Me gustaría empezar este último bloque con una frase célebre de un poeta judío alemán que, adelantándose en algo más de un siglo, anticipó lo que desgraciadamente el destino deparó.
"“Ahí donde queman libros, terminan quemando hombres”
Heinrich Heine y los fanáticos que quemaron multitud de obras un aciago diez de mayo de mil novecientos treinta y tres.
Polonia, desgraciadamente, es el epicentro del exterminio nazi y su capital sufrió especialmente.
En el Getto warszawskie encontramos el monumento a los héroes.
La prisión de Paviak, antigua prisión rusa, durante la ocupación alemana la Gestapo la utilizaba para encarcelar a presos políticos en un principio y como prisión de concentración y extermino más tarde.Unas 120.000 personas pasaron por aquí de las que unas 100.000 murieron o dentro de sus muros o en otros campos de exterminio.
En la entrada se conserva un árbol de bronce, copia fiel del original, lleno de placas de judío asesinados y restos del muro y la alambrada original.
Pero sin duda es el complejo Auschwitz-Birkenau (situado en el pueblo polaco de Oświęcim) donde la historia se desnuda.En este campo, el más cruento del nazismo, murieron entre 1,5 y 2,5 millones de personas según los historiadores.
Auschwitz-Birkenau II
El campo, con una superficie de unas doscientas hectáreas, es enorme y cuesta comprender como es posible que tantas y tantas personas murieran en silencio.
Las condiciones de vida de los destinados a trabajos forzosos eran lamentables.
Las buenas comunicaciones férreas fue la causa de establecer el campo en Auschwitz, los prisioneros provenientes de medio Europa entraban directamente al campo de concentración en viajes que llegaron a durar una semana e incluso diez días en los que no recibían ni comida ni bebida.
Dentro de los barracones habían distintas dependencias como la enfermería donde, a las ordenes del tristemente conocido Josef Mengele, miles de personas fueron envenedadas, operadas, amputadas y usadas como cobayas en multitud de aberraciones.
Pero es sin duda en el fondo del campo donde uno se sobrecoge al mirar las ruinas de la cámaras donde cientos de miles de personas fueron gaseadas en la barbarie nazi.
Miles de personas vieron esta misma vía por última vez en su vida.
Dentro de una nave un reducido museo enseña la triste realidad de ese periodo.
Un detalle sangrante es que los aliados conocían la existencia del complejo de exterminio desde hacia mucho tiempo y no actuaron.Foto aérea de la zona.
Por la tarde nos acercamos a la prisión-museo Auschwitz I.
Nos recibe el conocido, y sarcástico, cartel: "El trabajo os hace libres"
En el interior de varios edificios se expone, agrupados por temas, la historia de miles de personas en forma de objetos personales.La visión se torna insoportable.
Cenizas y mechones de pelo de ajusticiados en las cámaras de gas.
Multitud de enseres confiscados antes de ejecutar a sus propietarios.
.........Y cientos de fotografías de seres aniquilados, mujeres y hombres
Sólo unas pocas fotografías tienen flores y es que en multitud de familias judías murieron todos sus miembros y, literalmente, no tienen a nadie que llore su perdida.
La visita toca a su fin pero aún nos falta por visitar la única cámara de gas que no fue bombardeada para borrar las pruebas del holocausto.
Rudolf Hoess, máximo responsable del campo, fue ajusticiado en este patíbulo.
No me gustaría acabar sin mostrar un merecido reconocimiento a una persona que ayudó a sus semejantes y que, acertadamente, fue llevada al cine en una espectacular producción.En nombre de todas las buenas gentes.
Vale la pena recordarlo: