El valle de Benasque, y eso que soy de aquí, no destaca por su cromatismo otoñal. En general los chopos, fresnos, avellanos, abedules... que son la mayor parte de las caducifolias que pueblan los bosques, tienen una transición cromáticamente un tanto insulsa, pasando del verde a la caida de las hojas con una única transición amarilla.
Pese a ello, es uno de los momentos más bonitos en los que se puede ver el valle, ya que suele combinarse esta transición cromática con la caida de las primeras nieves y con el apagamiento de los pastos de montaña.
Para los que disfrutamos de la nieve en todas sus vertientes, estos cambios no son más que el presaguio de una nueva temporada que, esperemos, sea tan buena como la anterior.
Vamos allá con algunas fotos. Si esta tarde me animo a andar, las amplio a la noche.
Los árboles, como este solitario abedul, notan ya el descenso de horas de sol y la llegada del frío. Se visten de amarillo. Este, en el Ampriu, a los pies de la Canal Ampllia.
Y eso que el verano y la parte de otoño que llevamos no está siendo nada fria. Si no, mirad como están parte de los 3 miles del valle de Eriste, perladitos de nieve... la primavera, en general seca, tampoco ayudó mucho...
Así como las Tucas de Ixea, que ni en sus canales más umbrias conserva parte de la abundante nieve que dejó el invierno pasado, y es que la primavera y el verano han sido demasiado calurosos este año, y con pocas precipitaciones. Destacar también de esta foto la nubosidad de retención en el extremo norte del valle, mientras que hacia el sur sol y viento... típica situación de nortes.
Todavía quedan algunas vacas en la zona del Ampriu, apurando los últimos pastos del año, antes de que el frío los seque hasta el próximo verano.
Vista de parte de las pistas de la estación de esquí de Cerler, preparadas para recibir la nieve cuando esta quiera caer.
La zona del Pico de Cerler contrasta por su agreste relieve sobre granitos, y la combinación de sus laderas, con rocas, pinos y abedules, que dan el toque otoñal a las imágenes. La luna, a las 12 de la mañana, tampoco faltó a la foto.
otra vista, de las más típicas, del Pico de Cerler, con su típica forma piramidal.
Bajando de Cerler, unos arces (creo) dan más colorido al trayecto, diversificando los amarillos dominantes en el valle. De nuevo las Tucas de Ixea, sin nada de nieve.
Y para terminar, una escapadita al fondo del valle, donde el murallón nuboso de nortes se deja notar, con una fina lluvia y una notable sensación de frío. En linea recta, casi ni 10km nos separan de las anteriores fotos.
Un saludo