Articulo publicado en el Diario Montañés de Cantabria
El día 12 de febrero de 2002, el Diario Montañés publicó un artículo de Cantabria Nuestra titulado "Moratoria del plan eólico: elogio de la prudencia", en el que celebrábamos la valiente decisión del Gobierno Regional de paralizar el plan eólico. A partir de ese momento, se nos dijo, la concesión de cada licencia para la construcción de un parque de aerogeneradores se basaría en la inexistencia de perjuicios medioambientales y culturales comprobada rigurosamente.
La decisión tomada entonces por el Gobierno de Cantabria fue la mejor inversión "no tangible" realizada por la protección paisajística y la promoción del turismo cultural en nuestra región, y así lo reconocimos.
Apenas un año más tarde se ha hecho pública, a través del Boletín Oficial de Cantabria, la solicitud de autorización, informe de impacto ambiental y aprobación de seis proyectos de construcción de parques eólicos en los términos municipales de Soba, Campoo de Yuso, Campoo de Enmedio, San Miguel de Aguayo y Santiurde de Reinosa. En total se solicita la instalación de ciento treinta y tres aerogeneradores de entre ochenta y seis y ciento siete metros de altura cada uno (equivalentes a edificios de veintinueve a treinta y dos pisos).
Esta noticia coincide en el tiempo con el anuncio de que se va a construir en Cantabria una planta de cogeneración que convertirá a la región en exportadora de electricidad. Desde su entrada en funcionamiento, según explicó el Consejero de Industria, no sólo se acabará con nuestro actual déficit de producción, sino que se generará 1,5 veces más de lo que Cantabria consume.
Así las cosas, conviene recordar que, contra la imagen ecológica de la industria del viento que nos venden sus promotores, los parques de aerogeneradores, instalados en lugares como los ahora solicitados, contaminan gravemente por sus impactos visual, sonoro y medioambiental; destruyen a menudo patrimonio cultural (fundamentalmente arqueológico) y afectan muy negativamente al progreso económico de los entornos afectados (impidiendo, por ejemplo, el desarrollo de una de las apuestas de futuro de la región: el turismo rural). Como mejor prueba de lo expuesto, los propios servicios técnicos de la Administración Regional reconocieron, en informes previos sobre los tres parques que ahora se vuelven a solicitar (de los seis a que se refiere este artículo), que provocarían impactos medioambientales y culturales de distinta intensidad. Estos efectos podrían considerarse asumibles, en función del interés público, si Cantabria fuera a mantener su dependencia energética y además no pudiera comprar la electricidad que necesitara, pero ninguna de ambas circunstancias es real: podríamos comprar y nos sobrará para vender.
Es curioso observar cómo los intereses empresariales presionan para crear un estado de opinión que identifique creación local de energía con desarrollo económico y social. Sin embargo, esta relación no siempre es directa. Es más, en pocas ocasiones se cumple. Es difícil encontrar casos de países exportadores de gas o petróleo que puedan equipararse en desarrollo económico, científico o social a la mayoría de los países importadores.
La energía eléctrica es un "sector estratégico", debemos ser autosuficientes. Éste es el discurso que nos han repetido desde los planes de desarrollo franquistas y que ha quedado en el subconsciente general. Autarquía pura y dura.
Pero el mundo ha cambiado: ni España es un país aislado, ni estamos en la Guerra Fría. Sectores estratégicos hay muchos. Por Cantabria circulan diariamente cientos de miles de vehículos y no producimos ni coches ni una sola gota de petróleo. Todas nuestras empresas y Organismos Públicos utilizan equipos y programas informáticos fabricados muy lejos de aquí. Nuestros hospitales se surten de instrumental y medicinas que en su inmensa mayoría no proceden de Cantabria. Nos vestimos, nos calzamos, llevamos relojes que no se hacen aquí. Nuestros hogares se calientan y muchas de nuestras empresas funcionan con gas argelino… Y así, mil sectores "estratégicos".
No nos engañemos y, sobre todo, que no nos confundan. En pura lógica económica no es tan importante producir "de todo", como ser capaces de contar con excedentes financieros que te permitan comprar aquellos bienes que no produces, llámense éstos kilovatios o aspirinas.
¿Por qué es más "estratégico" económicamente "plantar" treinta molinos de ochenta metros de alto en la cresta de un monte que promocionar los alojamientos rurales y restaurar el patrimonio medioambiental y cultural de la zona? ¿Proporciona más puestos de trabajo? ¿Por qué tenemos que alquilar un paisaje de todos para el beneficio empresarial de unos pocos?¿ Con qué fundamento económico, cultural o medioambiental?
Por tanto, y en resumen, tenemos un Gobierno que se declara dispuesto a evitar daños al medio ambiente y al patrimonio cultural de Cantabria; además nos encontramos con que está garantizada en exceso la producción de la energía que necesita la región. Y, como hemos visto, la propia administración regional coincide con nuestro criterio de que la instalación de parques eólicos causa impactos negativos. De la conjunción de todas estas circunstancias (voluntad política, perjuicio medioambiental y cultural e inexistencia de interés público) no puede nacer sino una decisión lógica: la de denegar el permiso de construcción de las centrales eólicas cuya solicitud se ha publicado.
Ahora sólo nos queda esperar a conocer la resolución del Gobierno de Cantabria para saber si tendrán que devolver los elogios.
Cantabria Nuestra