El ingenio, que supone un «salto cualitativo» de la industria espacial nacional, estará operativo en 2010 La inversión total ronda los 180 millones de euros
España desarrollará un satélite propio de Observación de la Tierra que se fabricará íntegramente en nuestro país y que, si todo sale según lo previsto, estará operativo en 2010. Así lo anunció ayer en Berlín el titular de Industria, Turismo y Comercio, José Montilla, durante la reunión de los ministros de los 17 países que integran la Agencia Espacial Europea (ESA) y el de Canadá. Montilla se acercó a la Embajada española de la capital alemana para explicar que el proyecto, al que podrán adherirse otros estados, se engloba dentro de la iniciativa europea bautizada como 'Monitorización Global para el Medio Ambiente y la Seguridad'. Con esta medida, subrayó, se busca dar «un salto cualitativo» en el sector espacial.
El futuro ingenio desempeñará funciones cartográficas, topográficas y medioambientales; además, se utilizará para el control de riesgos, la agricultura y los temas de seguridad y defensa. El sistema podrá emplearse, por ejemplo, para la monitorización de la desertización y en catástrofes naturales como los incendios forestales. El lanzamiento de la sonda, como viene siendo habitual en estos casos, se llevará a cabo desde la base de Kuru, en la Guayana francesa.
La idea de diseñar un satélite propio, el primero con el sello de exclusividad, obedece a la decisión de España de incrementar su participación en los futuros programas de la Agencia Espacial Europea. Se calcula que el dispositivo español incrementará en un 70% la facturación anual del sector nacional en los programas de la ESA. El ministro, que defendió las ventajas de contar con un Sistema Nacional de Observación de la Tierra, argumentó que el desarrollo de este tipo de satélites constituye «una de las prioridades de la ESA». El ingenio español se sumará así a los dispositivos de similares características que en estos momentos manejan Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, los cuatro países del Viejo Continente que más invierten en el sector espacial.
Montilla puntualizó que con estos satélites «no se duplicarán esfuerzos», ya que la aportación española contará con una tecnología mucho más avanzada que la actual. Una apuesta de futuro que permitirá llevar a cabo una serie de «nuevas aplicaciones» de enorme valor científico.
600 empleos
El satélite español pasará a formar parte del proyecto europeo denominado Monitorización Global para el Medio Ambiente y la Seguridad, un programa en el que también participan Francia, Italia, Alemania y Reino Unido. Su labor, al margen de las funciones ya mencionadas, se centrará en la exploración de Marte y en las misiones de demostración en órbita asociadas a tecnologías de navegación y vuelo en formación. También se prestará especial atención a las telecomunicaciones y al estudio del Sistema Solar.
Montilla se mostró convencido de que este proyecto reforzará a España en el terreno de la «gestión de sistemas espaciales complejos» hasta alcanzar una posición de «liderazgo» en la Unión Europea. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero estima que la construcción del nuevo satélite generará unos 600 puestos de trabajo directos y otros 200 en el desarrollo de sus diversas aplicaciones, tanto en la industria como en las universidades, además de otros 1.000 indirectos.
De esta iniciativa, cuya inversión ronda los 180 millones de euros, se beneficiarán todas las empresas que trabajan en el sector espacial, firmas que se concentran sobre todo en Madrid, Cataluña y el País Vasco.
Dos instalaciones estratégicas para el proyecto Galileo
España acogerá dos centros de control técnico del futuro sistema europeo de navegación por satélite Galileo, que serán desarrollados por Aena e Hispasat. «Son instalaciones de alto valor estratégico», afirmó la ministra española de Fomento, Magdalena Álvarez, aunque aún se desconoce su posible ubicación. La empresa conjunta Galileo llegó ayer a un acuerdo con las ocho compañías -entre ellas, las dos españolas- que participan en los consorcios encargados de su desarrollo y explotación para el reparto de las sedes del futuro sistema, que estarán distribuidas en cinco países: Francia, España, Reino Unido, Alemania e Italia.
Álvarez explicó que se ha conseguido un reparto aceptado por todos los Estados interesados y que sitúa la sede del concesionario en la ciudad francesa de Toulouse. En España se instalará un centro de servicios vinculados con la navegación aérea y la seguridad, que será un «punto importante para el desarrollo de aplicaciones y de servicios críticos como el transporte de pasajeros por tierra mar y aire, así como el de mercancías peligrosas y contaminantes».
En el territorio nacional también se creará una sede dedicada al control de los satélites, que permitirá a las empresas implicadas formar parte del selecto grupo de operadores de constelaciones de estos ingenios, a la vez que potenciará el conjunto de infraestructuras de control y seguimiento de satélites existentes en España.
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