Un equipo dirigido por científicos de la Universidad de Maine ha revelado el hallazgo de un eslabón potencial entre los cambios en la actividad solar y el clima de la Tierra.
La base del estudio son los datos de calcio, nitrato y sodio en núcleos de hielo recolectados en cuatro puntos antárticos y su comparación con los datos del isótopo Berilio-10, un indicador de la actividad solar, en hielo del Polo Sur. Los autores enfocan su atención en los años a partir del 1400, cuando la Tierra entró en un período de unos 500 años conocido como la Pequeña Era Glacial.
El cometido de los investigadores es entender qué es lo que controla al sistema climático de la Tierra sin considerar el aumento de los gases de invernadero. Entender cómo funciona el sistema en ausencia de impactos humanos es importante para responder a los cambios de clima que podrían ocurrir en el futuro.
Las posiciones antárticas usadas en el estudio incluyen: Law Dome, un montículo de hielo de unos 1.400 metros de alto localizado a 110 kilómetros de la costa frente al Océano Índico, que es también la ubicación de una base científica australiana; Siple Dome, un montículo cubierto de hielo de unos 600 metros de alto localizado entre dos corrientes de hielo que manan de las Montañas Transantárticas en la placa de hielo de Ross, y que es donde está establecida una base científica estadounidense; y dos estaciones de la International Transantarctic Scientific Expedition (ITASE) situadas al oeste de Siple Dome.
Desde que en la década de 1840 se descubrieron los ciclos de manchas solares, los científicos han propuesto que la variabilidad solar podría afectar al clima, pero la prueba directa de esa relación y la comprensión de su mecanismo, no han quedado claros.
Los datos muestran que cuando la radiación solar aumenta, ingresa más calcio en Siple Dome y a una de las estaciones ITASE. El calcio adicional puede reflejar un incremento en la fuerza del viento en regiones de latitud media alrededor de la Antártida, especialmente sobre los Océanos Índico y Pacífico. El calcio en núcleos de hielo antárticos del oeste se deriva según se cree- principalmente del polvo en Australia, África y Sudamérica, así como de la sal marina en el Océano Antártico.
Ese descubrimiento es consistente con otra investigación que sugiere que el Sol puede afectar a la fuerza de los vientos de latitud media a través de los cambios en el ozono estratosférico sobre la Antártida.
Los autores del estudio también se refieren a los datos de sodio de núcleos de hielo de Siple Dome, que han sido desvelados por Karl Kreutz, director de laboratorio de isótopos estables de la Universidad de Maine. Los cambios en el sodio parecen estar asociados con cambios en la presión atmosférica sobre el Pacífico Sur.
Los datos del núcleo de hielo de Law Dome se centran en los cambios en nitrato y pueden reflejar patrones cambiantes del viento sobre la Antártida. Las corrientes del viento que llevan el nitrato al continente, sin embargo, son menos conocidas que las que transportan sodio y calcio.