Las Perseidas son estrellas fugaces que parecen radiar desde la constelación de Perseo, visible en verano a partir de medianoche (22:00 T.U). Aunque los máximos de esta lluvia suelen ocurrir hacia el día 12 de agosto, también es recomendable estar pendiente uno o dos días antes de la fecha del máximo, de tal modo que iremos viendo que la tasa horaria de meteoros se va incrementando lentamente cada día.
Estas estrellas fugaces no son más que partículas de polvo generalmente del tamaño de una micra que se incendian por fricción al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre. Dichas partículas se hallan distribuidas en una órbita determinada en torno al Sol. Precisamente los días en los que la Tierra intersecta esta órbita de "escombros cometarios" es cuando tiene lugar la lluvia. En el caso de las Perseidas, el cometa asociado se llama Swift-Tuttle, un cuerpo de pocos kilómetros de diámetro que tarda 135 años en dar una vuelta en torno al Sol. La última aparición de este cometa tuvo lugar en 1992, año en el que se contaron más de 300 meteoros por hora; desde entonces, la actividad de esta lluvia ha ido disminuyendo gradualmente, observándose actualmente cerca de 100 meteoros/hora.
Tanto para la observación de Perseidas como de cualquier otra lluvia de estrellas fugaces conviene buscar un lugar muy oscuro, alejado de cualquier foco de luz molesta y llevar una tumbona, de tal modo que podamos observar con comodidad, sin "maltratar" nuestro cuello. Además debemos de ir provistos de ropa de abrigo, una manta o un saco de dormir, porque a pesar de encontrarnos en el verano (boreal), es fácil que la noche resulte fresca -algo que se hará más evidente estando en posición tumbada-. Un termo con café o bebida caliente puede resultar también de gran utilidad.