Esto es lo que opina la persona que realizo la fotografia.
A veces, esto de pasar sueño e incomodidades por causa de la dedicación a las cosas del firmamento tiene sus compensaciones, especialmente cuando a los hados del cielo les da por hacerte un regalo. Es, ni más ni menos, lo que me sucedió cuando en la noche del miércoles, día 6 de Abril les dió por ofrecerme una aurora boreal a domicilio. El cúmulo de circunstancias que lo propiciaron hace que, cuanto más lo pienso, más consciente soy de la fortuna que tuve. Hacía 24 años que no se observaba este fenómeno en Catalunya y, por lo que de momento sé, parece que no fuimos más de cinco los que lo vimos e identificamos como tal. De estos, creo que sólo yo tuve la suerte de poder fotografiarlo.
Esta noche fue la primera con buenas condiciones de observación, tras unos cuantos días de tránsito de continuos frentes. Cerca de medianoche, decidí subir al observatorio para probar unos filtros y hacer funcionar el instrumental. Así que empecé a sacar fotografías cuando, de repente, sobre las 22.30 T.U, empezó a fallar el motor de seguimiento del telescopio. Normalmente, cuando esto me sucede, siempre suele tratarse de un problema de embrague o de contrapeso, por lo que me veo obligado a hacer diversos viajes desde el ordenador al telescopio, que està en una zona del tejado que se abre. Esta noche, al haber subido tarde, abrí mucho las compuertas para facilitar una rápida ventilación del observatorio, de modo que una amplia área de cielo quedaba a la vista. A las 23.15, el problema no se solucionaba, de modo que, bastante irritado, salí al exterior para hacer un último ajuste al telescopio antes de dejarlo cuando, por el rabillo del ojo, distinguí un brillo rosado en dirección norte.
"Maldita sea", pensé para mis adentros, alguien se ha inventado una nueva forma de contaminación lumínica". Alcé la vista y vi que una amplia àrea de cielo estaba afectada por un resplandor rosáceo. Sin caer todavia en la cuenta de lo que estaba viendo, intenté identificar la fuente terrestre del fenómeno, pero no parecía haber nada nuevo en aquella dirección. Entonces me acordé de que este año es el del máximo del presente ciclo del Sol, y que cuando la actividad solar es muy elevada, si hay potentes tempestades geomagnéticas, se generan intensas auroras boreales que pueden ser vistas a bajas latitudes. Así que esto era: estaba contemplando una aurora boreal. Casualidad de las casualidades: tenia un carrete cargado con diapositivas de 400 ASA, que utilizaba para hacer una serie de imágenes nocturnas de puntos de contaminación lumínica en la comarca. Bajé corriendo del observatorio, cogí la cámara zumbando, la monté e hice dos exposiciones, coincidiendo con el momento en que la aurora era más brillante.
Me pasé un buen rato contemplando el fenómeno, hasta las 00 T.U . Imagino que debió haber empezado sobre las 23 porque, cuando la descubrí, la aurora ya era bastante intensa. Aunque considerablemente difuminada por la contaminació lumínica de Figueres, me di cuenta de que contemplarla en condiciones de oscuridad total debe de ser fantástico. Abarcaba una distancia en el horizonte que iba desde Auriga, que se ocultaba por el Noroeste, hasta Cygnus, que emergía por el Noreste: unas 15 horas de Ascensión Recta, en total. El resplandor rosáceo empezaba a ser visible con claridad a unos 5-7 grados sobre el horizonte, por encima de las montañas de l'Albera y la línea de la contaminación lumínica del Rosselló. Irregular en su parte superior, manifestaba dos picos de unos 42º de altura en la zona de Cygnus y el otro entre Cassiopeia y Cepheus, que llegaba hasta la Polar. En Auriga parecía distinguirse en ocasiones un pico menor. En estas zonas, el resplandor se hizo más intenso en tres momentos, empezando a distinguirse la típica estructura columnar de este fenómeno. No observé otros colores. A partir de las 23.35 T.U., la intensidad empezó a descender globalmente. El cielo se oscureció de forma irregular, quedando al final una zona ligeramente rosácea debajo de la Polar. Sobre las 00 T.U., la aurora era ya inapreciable, mi hijo pequeño rompió a llorar y se acabó lo que se daba.
No sé si después se reprodujo el fenómeno. Aunque así fuera, creo haber sido testigo de un acontecimiento excepcional por lo inusual que es en nuestras latitudes. Me queda el regusto de imaginar lo fantástico que debe resultar este espectáculo con cielos oscuros. Una razón más para seguir en la brecha. Por cierto, en la siguiente noche de observación, el seguimiento del telescopio funcionaba perfectamente.
Saludos.