Hasta 125 lagos siberianos han desaparecido en tres décadas
TEXTO: A. ACOSTA/
MADRID. El calentamiento en el Ártico se ha acelerado desde los años 80, trayendo consigo un complejo conjunto de cambios físicos y ecológicos en la región. Las evidencias han sido más claras en las perturbaciones en el ciclo terrestre del agua, que juega un papel fundamental en todos los aspectos del sistema ártico. Los investigadores compararon imágenes de satélite de unos 515.000 kilómetros cuadrados de Siberia realizadas en los años 70 con otras más recientes (de 1997 a 2004) con el fin de inventariar y hacer un seguimiento de los cambios en más de 10.000 grandes lagos después de tres décadas de aumento de las temperaturas del suelo y del aire en la región. Su análisis, que detallan en «Science», revela un declive general en el volumen de agua de los lagos y el área que cubren, a pesar de un ligero incremento en las precipitaciones. El patrón espacial de la desaparición de los lagos sugiere que es el adelgazamiento del «permafrost» (suelo permanentemente helado) lo que está conduciendo a las pérdidas observadas.
Entre 1973 y 1997-98, el número total de grandes lagos (aquellos mayores de 40 hectáreas) pasó de 10.882 a 9.712, lo que representa un declive del 11 por ciento. La superficie total de los lagos en el área decayó en 93.000 hectáreas, aproximadamente un 6 por ciento. Un total de 125 lagos han desaparecido totalmente, y en la actualidad aparacen cubiertos por vegetación. Estudios del lecho de estos lagos indican que ninguno ha vuelto a albergar agua desde 1998.
El total regional revela un declive neto en los lagos siberianos, pero oculta un interesante patrón espacial, según los investigadores. Así, en las zonas donde el «permafrost» se mantiene continuo, la superficie de los lagos se incrementó en 13.300 hectáreas, un 12 por ciento, y el número de lagos aumentó desde los 1.148 en 1973 a los 1.197 en 1998 (4 por ciento). Esta tendencia contrasta con las zonas más meridionales de la región, donde el «permafrost» aparece de una manera discontinua, esporádica o aislada, que han experimentado un declive en el número de lagos de un 9, un 5 y un 6 por ciento respectivamente, mientras que el área que ocupan ha disminuido entre un 11 y un 13 por ciento.
La explicación está en que el calentamiento del «permafrost» provoca en un primer momento el desarrollo de unas formaciones llamadas «termokarts». Un calentamiento adicional degrada aún más el «permafrost» conduciendo a su rotura, lo que facilita el drenaje de los lagos cercanos hasta el subsuelo.
Los investigadores advierten que a pesar del aumento de los lagos en el norte de Siberia, donde el «permafrost» es continuo, estas áreas pueden estar experimentando los inicios de la degradación de este suelo permanentemente helado, si bien aún no han alcanzado el nivel en que se estimula el drenaje de los lagos.