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1 de noviembre de 1755 / 1 de noviembre de 2005
Hoy, día 1 de noviembre, se cumplen 250 años del terremoto de Lisboa, un suceso del que todo el mundo en Huelva ha oído hablar, pero del que quizás no conocemos como ocurrió, ni las consecuencias que tuvo realmente en aquella época.
Era el 1 de noviembre de 1755, la gente de Huelva, así como de otros lugares, se disponían a asistir a los oficios religiosos por ser fiesta de Todos los Santos, sin saber que muy pronto serían víctimas y testigos de uno de los terremotos mas destructivos que recuerda la historia de la humanidad.
Lejos de aquí, a 37º Norte y 10º Oeste, en la zona denominada falla Azores-Gibraltar se produjo el terremoto formado por varios temblores entre las 9:50 y las 10:12. La duración del mayor fue de 120 segundos y alcanzó una intensidad máxima de X, la máxima en la escala de la época. Sus efectos inmediatos en Lisboa fueron desastrosos, destruyendo la mayoría de los edificios, a lo que siguió un devastador incendio y un tsunami, sólo en la capital portuguesa se contabilizaron 50.000 víctimas sobre una población de 235.000 personas.
En Huelva los daños ocasionados fueron numerosos. El vecindario perdió casi totalmente sus casas, sobre todo aquellas de construcción humilde, por lo que tuvieron que refugiarse en chozas o en localidades cercanas que habían resultado menos afectadas. Todas las iglesias quedaron afectadas, cayendo a tierra las torres de San Pedro, Concepción y la del Convento de la Victoria.
En la obra Huelva Ilustrada, escrita en 1762, encontramos la siguiente cita sobre la Iglesia de la Concepción: “Este bello templo padeció gran ruina con el terremoto del año 1755, tanto, que se huvo de desamparar la iglesia, y remover de ella el SANTISSIMO, sirviendo interin de parroquia la iglesia de las Madres Agustinas, pero oy se halla reparada, y aún mejorada de cómo antes estaba, en primor y adorno, aviéndosele dad a su gallarda torre aún mas elevación de la que antes tenía”. Con Respecto a la de San Pedro, “…volvió a caer sobre la misma bóbeda con el terremoto del año passado 1755. Pero quedó la bóbeda ilesa”. La torre de San Pedro destruida por el terremoto pudo ser de estilo mudéjar o incluso contener restos del antiguo alminar de la mezquita sobre la que se construyó la iglesia, pero al quedar totalmente destruida tras el terremoto se decidió la construcción de una torre nueva, realizada por Pedro de Silva, maestro mayor de obras del arzobispado de Sevilla, y uno de los arquitectos mas importantes de su época, siendo además el encargado de reconstruir otros templos en la provincia.
También sufrió daños el desaparecido Arco de la Estrella, situado al final de la actual calle Marina y que servía de puerta a la calzada, o puerto de la ciudad, y sobre el que se situaba la capilla de Nuestra Señora de la Estrella. Las celdas e iglesia del convento de la Victoria quedaron completamente destruidas, mientras que muy dañados los conventos de San Francisco y el de Santa María de Gracia. El convento de la Merced tuvo que ser sometido a una nueva edificación ya que amenazaba ruina, dando lugar al edificio actual. La ermita de la Soledad no sufrió daños de importancia, pero el Castillo de Huelva, situado sobre el cabezo de San Pedro, y que ya se encontraba en ruinas en 1755, fue completamente arrasado.
Una hora después del temblor llegó el tsunami, produciendo la subida del nivel del mar y el desbordamiento de los ríos Odiel y Tinto e inundando partes de la ciudad, hundiendo barcos, destruyendo tierras de cultivo y pozos de agua dulce. La población de Ayamonte tuvo que refugiarse en los montes cercanos debido a la violencia del mar. En Isla Canela, Isla Cristina, La Redondela y Lepe los daños fueron muy importantes, inundándose grandes zonas y destruyéndose muchas barracas de pesca, siendo las que se destruyeron en Lepe el 81% del total existente. La costa tuvo algunos cambios importantes, abriéndose un nuevo canal en la barra de El Rompido debido a la fuerza del mar.
En el interior, los destrozos fueron inferiores, pero no por ello menos importantes. El número de victimas mortales es difícil de contabilizar. En La Redondela y Lepe fueron unos 400 muertos, mientras que en la costa se cuentan unos 260 ahogados, cifras que en realidad debieron ser mayores.
Como resultado, la ciudad de Huelva y los pueblos de la costa sufrieron un cambio importante en su fisonomía. La ciudad tuvo que ser reconstruida, dándole un aspecto arquitectónicamente diferente al de la villa antes del terremoto, cambios que hoy día pueden ser claramente observados en sus iglesias, donde podemos distinguir la huella barroca que dejaron las reconstrucciones sobre las primitivas trazas mudéjares, como ocurre en la Concepción, o más claramente en San Pedro.
El terremoto, lejano y a la vez cercano en el tiempo, sobre todo tras lo ocurrido con el tsunami de Asia el pasado año, fue recordado en su tiempo como un castigo divino, mientras que hoy lo recordamos como el causante de que en Huelva no existan muchos monumentos, algo que no es totalmente cierto, ya que las labores de reconstrucción fueron rápidas, consiguiendo la reconstrucción de la ciudad con un aspecto más acorde a su tiempo, el siglo XVIII.
Un saludo