Saludos a todos.
Acabo de llegar del trabajo y de entrar al foro. Me ha sorprendido gratamente la acogida de este tópic y ya estaba preparando documentación para responder a las cuestiones que planteaban algunos foreros cuando he visto que muchos de los que han contestado ya han aclarado (y muy bien por cierto) las dudas que se tenían.
Respecto a la cuestión que plantea Cerro Calderón, es decir, la masa de aire mediterránea, a mí tambien me extraña que no se tenga en cuenta. A pesar de que el Mediterráneo es un mar interior, no por eso dejará de formar su propia masa de aire, ya que como superficie líquida no dejará de transmitir sus propiedades a la masa de aire que tiene encima, modificándolas, sobre todo. Trataré de buscar algo sobre este tema por que me parece muy interesante.
Como han descrito muy bien algunos foreros (que no nombro para no desmerecer a nadie), las masas de aire que se generan a miles de kilómetros de nosotros, van adquiriendo las propiedades del terreno que atraviesan. Yo también creo que la masa de aire que nos llega con todas sus propiedades intactas es la que procede del norte de Africa, ya que entre esta zona y el sur de España tan solo median unos pocos kilómetros, y aunque debe atravesar el Mediterráneo lo hace por una zona tan pequeña que casi no se altera el tipo de masa de aire primitivo.
De todas formas, el comportamiento de las diferentes masas de aire que inciden en la Península tambien esta influenciado logicamente por las peculiaridades de su terreno, por el relieve, de forma que los efectos de la altitud desempeñan un papel básico en el comportamiento final de estas masas de aire (el efecto föehn, por ejemplo).
La maayor actividad y varaiabilidad atmosférica durante el invierno, parte de la primavera y el otoño, hacen que durante estas épocas del año sea la Península el lugar de encuentro de todas las masas de aire que se ha descrito, pero lo hacen de un modo tan irregular que no es posible establecer un orden prioritario relativo a su influencia sobre nuestro clima.
No obstante en pleno invierno, sobre todo en enero y siempre y cuando la circulación general de la atmósfera permita el desarrollo y permanencia de situaciones anticiclónicas, se puede generar sobre la Península una auténtica masa de aire frio autóctona, seca y muy estable, de extraordinaria importancia en el clima peninsular. A la frecuencia de estas condiciones se debe el mínimo de precipitación que se observa en gran parte del interior de la Península y al máximo invernal de concentración de gases contaminantes en la atmósfera de las grandes ciudades (smog).
En los meses invernales, incluidos los de los equinoccios, la Península es visitada por todas las masas de aire reseñadas, siendo las mP y mT las más frecuentes, siguiéndoles las cP y mA y en ñultimo lugar la cT. Además de estas masas de aire que provienen del exterior, en pleno invierno se forma una masa autóctona fria y continental, que predomina sobre todo en el ms de enero, aunque haya habido años que puede llegar a faltar por completo.
En verano, la situación cambia, sobre todo por el gran contraste térmico entre el invierno y el verano peninsular. La mayaor uniformidad y estabilidad del tiempo de verano se traduce en que toda la Península, salvo la costa cantábrica y atlántica, se encuentra bajo el predominio de una masa continental-tropical (cT) y ello no solo por causa de la irrupción de aire sahariano, si no que la propia península, por estar defendida de la influencia de la masa de aire oceánico, que circula entorno al anticiclón de las Azores, por los sistema orográficos cantábricos, pirenaicos y lusitanos, se encuentra en una situación excelente para desempeñar su función de "minicontinente" y generar así su propia masa de aire cálido-continental, que muchas veces se confunde con la masa de aire tropical del Norte de Arica, sin solución de continuidad ya que incluso el Mediterráneo no es lo suficientemente extenso para hacer que la masa de aire pierda sus propiedades originales.
I. Font Tullot.