Este reportaje se realizó el día 11 de abril con un cielo radiante. Nos dirigimos a Sotillo de Sanabria, pueblo situado a unos 40 km en línea recta (muchos más por carretera) al noroeste de Figueruela (mi pueblo). Enclavado en el valle del Río Truchas, muy cerca de los límites del Parque Natural del lago de Sanabria.

Cruzamos la bendita Sierra de la Culebra por una carretera de cabras maravillosa rodeada de paisajes de los Highlands y nos introducimos en el salvaje mundo de Sanabria y La Carballeda. Dejamos atrás el último pueblo de Aliste (Villarino de Manzanas); no volveremos a ver otro pueblo en esta carretera hasta 30 km más adelante. No hay señal humana hasta donde alcanza la vista salvo el cruce con el ferrocarril que se dirige a Ourense. Landas de brezos (un poco más avanzada la primavera se convierten en una explosión purpúrea-violeta) con pequeñas praderías encharcadas (incluso en verano) se alternan con bosques de robles y abedules (castaños cerca de los pueblos) y repoblaciones de pinos silvestres (muy poco de pino resinero) y abetos. A lo lejos observamos los perfiles inconfundibles de las Sierras Sanabresas, antiguo hogar de aparatos glaciares de más de 20 km de longitud que dieron lugar a joyas como el Lago de Sanabria. Cualquiera diría que estamos en Denali y que se nos va a cruzar un grizzly. Viendo lo que vemos se entiende que el lobo campee a sus anchas por aquí.

Nos movemos en torno a los 950 msnm. El clima de esta zona es notablemente más continental que el de Figueruela, teniendo al mismo tiempo mayores precipitaciones. Podríamos decir que es un clima más centroeuropeo. Las medias de enero se sitúan entre 1 y 2 ºC, con una media de las mínimas del mes más frío de -3 ºC aproximadamente. El período de heladas se prolonga 9 o 10 meses y las medias anuales de temperaturas bajan hasta los 9 ºC. Las precipitaciones alcanzan los 1000 mm (se superan incluso) y la sequía veraniega, aunque existente, se hace menos evidente. Sólo hay un mes de verano alrededor de 20 mm, el otro ya se acerca a los 30 mm. Un lujo de lugar.

El siguiente pueblo que nos encontramos es Robledo, la entrada a Sanabria. Un pueblo maravilloso situado en un relieve alomado a unos 1000 msnm. Esta localidad supone un ejemplo de cuidado ambiental y respeto por el entorno. Rodeada de bosques de robles, castaños, abedules, pinos, abetos, cedros (una repoblación muy curiosa y reciente a la entrada del pueblo), recientemente han comenzado una campaña para llenar todos los eriales que rodean al pueblo de castaños. Tienen un vivero propio. La foto está hecha al atardecer, en el camino de vuelta, no a la ida, pero la pongo ahora.



Como se ve aquí los tejados son de pizarra y los balcones son cerrados y de madera (parecidos a los gallegos) con escaleras de piedras enormes que suben desde el exterior. Esta foto la hice desde el coche y es una pena que no tenga otra porque hay zonas del pueblo mucho más bonitas. Por cierto si quereis ver un pueblo bonito de verdad, guardad el nombre de Santa Cruz de los Cuérragos en vuestra memoria. Es un pueblo abandonado que va a ser declarado Conjunto Histórico Artístico. De cuento. Con tritones en los pilones y detalles encantadores similares. Bueno, a lo que vamos que se me pira. Robledo cuenta con unos cuantos árboles centenarios-milenarios en sus alrededores. Vease este roble (no he visto otro más grande en toda mi vida):



Mismo roble situado al lado de la "carretera". A la derecha repoblación de castaños. Al fondo bosque de robles con abedules.



Castaño inmenso en la salida del pueblo dirección Figueruela. Lástima de referencia humana para comparar. Es más ancho que el roble anterior



Otro podado para intentar burlar a las enfermedades



Otro hueco por dentro que ha sufrido el ataque de los incendios. Afortunadamente en este pueblo hace mucho que no se quema nada. Muy concienciados como he dicho antes



Todas estas fotos anteriores son de la tarde. Ahora recuperamos el pulso normal del día. Pasamos por Ungilde, Puebla de Sanabria, donde nos detenemos para comprar comida, El Puente, y finalmente Sotillo de Sanabria. Tras Puebla (hace de punto de inflexión) entramos en la zona típica sanabresa, que nos recuerda a Galicia. Las influencias atlánticas son mucho más marcadas con precipitaciones que rondan los 1400-1500 mm en los pueblos. Las nevadas son importantísimas en invierno y en muchos pueblos, como San Martín de Castañeda (en solana), las medias invernales se sitúan en los 0 ºC. En zonas de montaña las precis alcanzan los 2000 mm de media y las temperaturas medias invernales se sitúan bajo cero. A unos 1500 msnm -1 o -2 ºC aprox. Estamos rodeados de montañas en lo que antiguamente era un casquete glaciar del que descendían kilométricas lenguas.

Sotillo de Sanabria. Casa abandonada



Iniciamos la ruta



El camino era un arroyo. Sin más. Faltaban las truchas



Hormiguero gigantesco típico de robledales



Había muchos de estos, sobre todo al inicio del camino (buen indicador del excelente estado de conservación del bosque). Si te caes ahí te pegarán unos cuantos mordisquitos . Eran bastante agresivas. Detalles

El bosque estaba constituido por robles melojos (dominantes), abedules (dominantes en ciertas zonas), acebos (muchísimos y algunos muy grandes), serbales, avellanos, majuelos... Algunos serbales del inicio del camino iban saliendo del letargo invernal.



Muchos árboles del bosque estaban cubiertos por enredaderas variadas (perennes y caducas). Al no haber hojas, la luminosidad era alta. Este bosque es muy verde pero la garra del invierno todavía no había soltado a las hierbas, arbustos y árboles que lo constituyen.



Bosque mágico. En este punto dominaban los abedules. Se aprecian serbales y algún acebo con hojas muy brillantes por la luminosidad.



Detalle de un abedul "volviendo a la vida". La mayoría no tenían síntomas primaverales



Musgo y agua por todas partes. Hay muchas partes que me salen quemadas por el sol. Para la próxima vez... 



Bichitos forestales



Musgo y líquenes (de todo tipo: crustáceos, foliáceos y fruticulosos. Multitud de especies)



Multitud de acebos de gran tamaño iban apareciendo en nuestro camino



Regatos y más regatos por todas partes. Abedules, acebos y musgos acompañaban al agua en su camino



Las enormes piedras procedentes de la erosión de los antiguos glaciares tenían y creaban vida a cada paso

Tras una larga caminata por el precioso bosque llegamos a nuestro objetivo, las cascadas de Sotillo. Estas cascadas se sitúan en el cauce del Arroyo Pingón, afluente del río Truchas. Este Arroyo procede directamente de la Laguna de Sotillo, la segunda masa lacustre en importancia del Parque tras el Lago de Sanabria. Esta laguna también es de origen glaciar y tiene una superficie de más de 13 hectáreas. El Arroyo Pingón se despeña por una serie de cascadas con unos 200 metros de caída, entre las que sobresale el doble salto que refleja la foto, de unos 40-50 metros de altura.



Aquí teneis la referencia de los robles y abedules que hay detrás de la segunda cascada. Esos árboles tenían unos 15-20 metros



En ese punto cogíamos un camino de bajada diferente que completaría nuestra ruta circular



Desde lejos se podía apreciar la verdadera dimensión de la caída de agua pues se acertaba a ver la parte superior de las cascadas. Contando esa parte inicial la altura de este bello accidente superaría los 80 metros de altura



Un golpe de viento cambió la localización del agua en suspensión que surgía del choque violento del arroyo contra las rocas, mezclándose con los rayos del sol.



Avanzando un poco teníamos unas espléndidas vistas sobre las tierras sanabresas más orientales (Limianes y Quintana). Pueblos rodeados de bosques. Bosques eternos.



Los bosques se prolongan en las zonas llanas hasta el horizonte. También se aprecian algunas praderías en las cercanías de los pueblos. En esta zona los pueblos están mucho más juntos que en la cara norte de la Sierra de la Culebra. Hay casas salpicadas. Una distribución más "gallega". Se ve la carretera que conduce al pueblo de San Román (tapado por completo por el bosque a la derecha del todo). En una imagen a tamaño original de la foto se ve el famoso castaño de ese pueblo. Es impresionante



Nido abandonado de pájaro carpintero en un roble. Probablemente pueda ser ocupado por alguna rapaz nocturna de pequeño tamaño.



Una vuelta por la Tierra Media. ¿Frodo, dónde estás?





Un pequeño acebo saliendo entre abedules y avellanos



Bienvenidos al país de las hadas. ¿He dicho hadas?, quería decir meigas. ¡Qué carallo!

El río Truchas bajaba con ganas en su tramo alto



Los robles parecían ir marcándonos el camino con su sabia presencia



Puente de madera sobre el río Truchas. Las maderas de la base del puente estaban muy separadas y los huecos se habían rellenado con tierra. En muchos casos la tierra se había desprendido y dejaba ver la rápida corriente.



Arroyuelo con minipuente de piedra para armiños intrépidos



Unos erizos todavía rellenos que los jabalíes dejaron escapar. Bocatta di cardinale



Llegamos a Sotillo. Primeras casas, prados y bosques. Ainsss



Detalle de la curiosa terraza-almacén para alpacas y herramientas



Chalecito adosado sanabrés. Todas las comodidades, rodeado de naturaleza y campos de golf con agujeros topiles. Excelentes calidades y recubrimiento exterior de adobe. ¡Invierta en calidad de vida! 



Postal de otro tiempo.

 

Cualquier tiempo pasado fue mejor



Bonito lugar para tender la ropa



La vida es bella en la primavera sanabresa






En ese punto damos por terminada la visita a las tierras sanabresas y tomamos rumbo a Figueruela vía Puebla-Robledo. En Puebla hacemos un alto en el que plasmamos la belleza del río Tera que atraviesa la ciudad. Al fondo, inconfundibles, las landas de brezos y pastizales. Puebla es un enclave monumental pero éste no fue el objetivo de nuestra excursión. En otra oportunidad...

Cogemos de nuevo la "carretera" (una de mis favoritas) que nos conduce a Ungilde y Robledo. El paisaje se vuelve alomado y predominan las landas de brezos y las repoblaciones de pino silvestre entre bosquetes de roble, castaño y abedul. Las distancias entre pueblos se alargan hasta límites insospechados. A este momento del día corresponden las primeras fotos que he colgado en el reportaje. Pasamos Robledo en dirección a Figueruela y tomamos esta foto del paisaje que nos acompañará (y lleva acompañando), hasta donde alcanza la vista, decenas de kilómetros.



En esta otra vemos la carretera perdiéndose entre los frondodos bosques de pinos silvestres y abetos de este Denali español. Al fondo se ven los primeros picos de la Sierra de la Culebra. Todavía tenemos que cruzarla y recorrer un montón de kilómetros para volver a la civilización. Recorrer estas carreteras de noche y al atardecer es un auténtica experiencia religiosa. Muy recomendable para todos los amantes de fauna.



15 kilómetros más adelante volvemos a hacer una foto (esta vez mirando al oeste) y seguimos viendo un paraíso lobuno por excelencia. La nada humana más absoluta. Todas estas fotos están hechas desde el coche.



Continuamos camino y empezamos a subir el minipuerto que cruza la Sierra. Desde un punto de la subida miramos hacia el norte y con bastante zoom alcanzamos a ver un pueblo, Pedroso de la Carballeda. Típica aldea de esta comarca totalmente integrada en el entorno. Rodeando al pueblo vemos bosques de abedules y robles, tras él la "taiga" de pinos silvestres y abetos sobre llanuras y lomas. Al fondo la Sierra de la Cabrera Baja. En primera término landas de brezos anteriormente ocupadas por un enorme pinar arrasado en un incendio que cruzó de Portugal y quemó más de 20.000 ha de bosques en la Sierra de la Culebra.



La cámara se nos queda sin batería y por tanto concluye el relato fotográfico de la aventura a pesar de quedarnos muchos kilómetros por delante. En nuestra retina queda grabada la imagen más salvaje de nuestro país. La España ancestral donde el hombre se siente pequeño ante la inmensidad que lo rodea, donde se asumen las limitaciones que impone la naturaleza en un pacto eterno, donde los aullidos del lobo ponen todavía la piel de gallina, donde se llama a los animales salvajes por su nombre propio. Allí a un lobo no se le dice "un lobo", sino EL LOBO. Un animal respetado, querido y odiado al mismo tiempo. Alguien a quien tratar de igual a igual. Alguien de quien hablar en las largas y frías noches de invierno.

Un abrazo desde esta indómita tierra. Os animo a visitarla.

Este reportaje se lo dedico a mi abuelo Dámaso, quien tantas historias me contó.

Muy buenas fotos.

Desde luego, un sitio remoto.

Dormir una noche por ahí escuchando el aullido del lobo debe de ser flipante, y acojonante también.

Saludos.

Un reportaje muy currado, estupendas fotos, maravillosos parajes y buena narración.
Gracias!

Muy buen reportaje fotográfico, Pek. Alegra la vista ver tanta riqueza paisajistica y que esté tan bien cuidada. Un lugar, sin lugar a dudas, digno de ser visitado. Saludos. 

Un abrazo desde esta indómita tierra. Os animo a visitarla.

Me has convencido. Este agosto si todo va bien en mis vaca-
ciones visitaré esta indómita e increible tierra, que no se por-
qué me atrae muchísimo.
Enhorabuena por el reportage, muy bien elaborado y con una
documentación excelente.
Gracias por enseñarme semejante belleza.

Una maravilla de fotos y de lugar, Pek. Gracias por mostrarlo. 

hacía tiempo que no disfrutaba tantísimo con un topic Pek, me ha fascinado !! qué lugar tan bello, sosegado, tranquilo....una pasada !!  sé que algún día iré por esas tierras zamoranas, y intentaré empaparme de todo aquello.

PD NEVA GROSSA, me puedo ir con vosotros?  ocupo muy poco espacio