La verdad es que hay ciencias que en apariencia no son abordables desde su interior. Es decir, en física cambian las teorías fundamentales (newtoniana, relativista, etc.), pero siempre avanzan sobre la base de hechos constatados, reproducibles siempre en condiciones controladas de laboratorio. Sin embargo ciencias como la climatología y otras que tienen que ver con ella (como la mía -ingeniería agronómica-), de poco valen las experiencias de laboratorio en condiciones controladas. En cuanto sales al campo, en este caso a la atmósfera, casi nada hay seguro.
Los modelos matemáticos de predicción basados en diferentes conceptos y distintos desarrollos para resolver las ecuaciones... son tan elementales (dentro de su complejidad), comparados con el infinito número de estados instantaneos de la atmósfera que sus resultados se muestran tan infantiles y tan erróneos, que aún queda mucho margen para disfrutar de lo desconocido.
Imaginaos un modelo de predicción sin error. Si no tiene error para dentro de dos horas, no tendría error para dentro de dos milenios, ¡qué peso tan insoportable para nuestras ansias de libertad!
Con esto quiero decir que vaya una ciencia tan bonita a pesar de su escaso determinismo. Predecir algo un poco antes y un poco más exacto, puede significar mucho...