Sobre las características climatológicas de Picos de Europa actúan dos factores fijos: Su situación en la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica y su gran proximidad al mar; y otro variable, la altitud sobre el nivel del mar. Es decir que la magnitud de cualquiera de los meteoros oscila muy notablemente del fondo de los valles a las cumbres más elevadas. Debido a los dos primeros factores reina en la zona, como en las limítrofes, un clima cantábrico, caracterizado por la poca iluminación y la acentuada humedad junto con lo extremado de la altura. Por otra parte como no ha habido ni hay observatorio meteorológico alguno por modesto que sea, se carece de datos objetivos y sobre el particular no pueden decirse más que suposiciones y valoraciones aproximadas.
Por lo que a las temperaturas respecta y refiriéndonos a los valles, la media de las mínimas es de 4,3º y la media de las máximas, de 22,3º, siendo agosto el mes más cálido; en el interior del macizo las temperaturas mínimas permanecen bajo cero de diciembre a mayo, incluso este periodo puede alargarse debido a la mayor duración del invierno. La comarca de Liébana, al estar protegida entre la Cordillera y los Picos, tiene un clima más benigno, más suave y soleado que el resto.
Los vientos dominantes son los atlánticos del NW, mas frecuentes en invierno y primavera, que suelen traer lluvias y nieves; los del NE, bastante más raros, aclaran el cielo. La "nortada", es decir los vientos de componente Norte, arrastran los temporales invernales. Por último el ábrego o viento del Sur, sopla en otoño con preferencia, limpia la atmósfera y es entonces cuando se pueden contemplar las más maravillosas vistas en Picos, máxime si se tiene en cuenta de que por ésa época del año ya no suele haber mucha gente por allí.
Por lo que se refiere a las precipitaciones, hay que tener en cuenta de que la depresión prelitoral del rio Cares se encuentra entre las isoyotas 1200/1500 mms. al año. En el interior del macizo se rondan los 1900 mms./año y es aún más elevada en el Macizo del Cornión (el Occidental), donde las nevadas son muy abundantes. Por término medio hay unos 193 días de precipitación al año, es decir, el 53% de los días.
La nieve cubre por completo los Macizos de Diciembre a Mayo, a veces incluso durante más tiempo dependiendo de cómo haya sido el invierno. Sin embargo pueden permanecer neveros hasta en pleno verano en muchos sitios resguardados. En las zonas de altura no son infrecuentes las nevadas aún en pleno verano, pero es a partir de noviembre cuando las nevadas son de carácter general. A este respecto hay que señalar que dada la intensidad de las nevadas y la fuerte pendiente, menudean los aludes de propociones notables (aquí se les llama poveríus) y raro es el invierno en que alguien no haya tenido problemas por esta circunstancia. En particular la ruta de la estación superior del teleférico de Fuente Dé a Vega Urriello por el paso de Horcados Rojos, es una de las más peligrosas en invierno.
El límite de las nieves perpetuas esta aquí por encima de las cumbres más altas. No obstante, abundan los neveros o "cembas", que aqui es como se les conoce, que ni en los veranos más secos llegan a desaparecer. Pero el meteoro más característico de Picos es sin duda, la niebla, o la "encainada" como la designan los pastores. Es frecuentísima, y un elemento consustancial de estos paisajes; desesperación de montañeros venidos de lejos y qye ven chafados sus proyectos y a los que no queda otra soklución que armarse de paciencia y esperar. Es además un elemento muy peligroso pues si a una topografía tan laberíntica y desconcertante como es la de Picos se le añade niebla, se produce la desorientación total, que suele traer consecuencias más que desagradables. Sin embargo no es raro que mientras las zonas bajas, hasta los 1200 ó 1500 metros, andan totalmente sumergidas en un cielo gris y plomizo, sumergidas en un mar de nieblas, por encima brille un sol espléndido y un cielo rabiosamente azul. Don Pedro Pidal contaba que durante la primera ascensión al Naranjo le fué de suma utilidad la niebla que le ocultaba los precipicios que se abrían bajo sus pies. Pero a la bajada...se perdió. El mal y el bien de las nieblas es ése: la suma desesperación o el sumo encanto. En agosto, precisamente cuando más visitantes hay en Picos son mas frecuentes las nieblas especialmente a partir de mediodía. Pero queda un recurso...el de madrugar un poco.
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