Voy a presentaros una de esas rutas que encandilan como pocas, de las que se recuerdan para toda la vida. Es difícil encontrar una ruta con tantos encantos y tanta diversidad como ésta, que es conocida como
la ruta de las brañas de Cuevas del Sil, aunque a decir verdad sólo pertenece a Cuevas del Sil la primera de las brañas de la ruta, la de La Seita.
Se trata de una ruta circular de dificultad media (16 kms y 950 metros de desnivel positivo acumulado) especialmente indicada para realizarla en otoño, ya que discurre en gran parte por algunos de los bosques mejor conservados del Alto Sil y de la provincia de León.
La
comarca del Alto Sil (antiguo concejo de Ribas del Sil d´Arriba), de límites difusos, se encuentra en la Cordillera Cantábrica, en la cuenca minera del río Sil y al sur de la vecina comarca de Laciana, con la que comparte paisaje y paisanaje. Presenta grandes desniveles con cumbres por encima de los 2.000 msnm y profundos valles a menos de 800 msnm.
El río Sil, que vertebra toda esta zona, nace en la comarca de Babia y tras pasar por Laciana se adentra en este valle del Alto Sil. Es el Alto Sil una comarca tradicionalmente ligada a la minería del carbón, pero no es menos cierto que en su territorio ha sabido mantener bosques en un excelente estado de conservación que albergan una gran diversidad. Las laderas solanas están pobladas de robledales y brezales endémicos de la Península Ibérica, mientras que las laderas umbrías están ocupadas por bosques mixtos de roble, melojo, abedules endémicos del noroeste de la Cordillera Cantábrica, arce, serbal y mostajo, acebo, tejo, haya, castaño y olmo, entre otros.
Precisamente, sus bosques dan cobijo a numerosas especies de animales como el corzo, el ciervo, el jabalí, el lobo, el gato montés, la gineta, el tejón, la garduña, la marta, etc. En la alta montaña habitan rebecos, liebres de piornal y tritones, entre otros. Pero si hay dos especies emblemáticas de estas montañas son el oso pardo y el urogallo cantábrico, ambas en peligro de extinción.
Otra de las señas de identidad del Alto Sil y de sus comarcas vecinas son
las brañas de pastores, antiguos asentamientos a los que acudían los pastores con el ganado durante los meses en que la nieve dejaba al descubierto los pastos de altura. En ocasiones se trasladaban también con la familia convirtiéndose así en una suerte de seminómadas.
Las cabañas -aquí llamadas "cabanas"-, solían ser de uso particular, aunque había algunas medianiles, compartidas por dos o más familias. A ellas subían indistintamente hombres o mujeres, pero a segar, iban casi siempre los hombres. Cada familia llevaba sus propias fincas, aunque el monte es terreno comunal. Estas antiguas cabañas, que en algunos casos se constituían en una auténtica segunda residencia, hoy en día, en la mayoría de los casos, ya no se utilizan con ese fin, sino que han sido rehabilitadas pasando a ser una vivienda para ocio y recreo de fin de semana o de verano en entornos naturales de indudable belleza paisajística.
Estas brañas y sus "cabanas", que han sido rehabilitadas por sus propietarios de forma envidiable y sin ayudas económicas de las administraciones, se encuentran perfectamente integradas en la montaña -con sus paredes de piedra, sus tejados de losa y sus portillas de madera, junto con las murias de piedra que dividen las propiedades-, y convierten a estos parajes en lugares privilegiados en los que podremos disfrutar de lo más genuino y tradicional de la alta montaña cantábrica.
Pues bien,
la ruta comienza en la pequeña localidad de Cuevas del Sil (890 msnm), perteneciente al municipio de Palacios del Sil.
Cruzamos un pequeño puente medieval sobre el río Sil y el antiguo ferrocarril minero, que hace tiempo que dejó de funcionar:
Y tomamos el pequeño camino ganadero desde el que tenemos estas vistas de Cuevas del Sil y de su entorno:
Siguiendo ese camino paralelo a la Reguera La Seita, al poco de comenzar nos adentraremos en el bosque del Pando, que nos proporcionará sombra y que en esta primera parte está bien provisto de numerosos ejemplares de, por ejemplo, arces, fresnos, chopos, avellanos, sauces y por supuesto helechos.
Arroyo de aguas cristalinas que cruzaremos primero pisando de piedra en piedra y que más adelante atravesaremos por un puente de madera en buen estado.
Casi sin darnos cuenta habremos llegado a la primera braña del día, la
braña de "La Seita" (1.200 msnm):
Esta braña, que se encuentra en buen estado de conservación y en la que también encontraremos una fuente con buenas aguas, es uno de esos lugares con encanto de los que cualquiera se enamoraría y en los que dan ganas de quedarse allí durante todo el día, ya que se asienta en un paraje rodeado de bosques caducifolios y pastos que derrocha belleza por los cuatro costados...
No sin echar un último vistazo a este paraje de belleza desbordante, reemprendemos la marcha para dirigirnos hacia el bosque del reventón y la braña de "Zarameo". Saliendo de "La Seita", durante unos centenares de metros el valle se abre y los prados ganan terreno al bosque. En esta parte del recorrido la cantidad de fotografías que tomamos es incalculable, ya que el lugar se presta a ello...
Ya tenemos frente a nosotros el
bosque del Reventón, y en la lejanía divisamos algunas de las cabañas de la braña de "Zarameo", colgadas en la ladera de la montaña:
Continuaremos siguiendo la trazada paralela la reguera de La Seita:
Seguimos ascendiendo hasta encontrar un poste señalizador poco después de pasar al lado de un tejo. En ese punto se bifurca el camino y tendremos que optar entre una de las dos variantes que hay para ascender hacia Zarameo.
Si seguimos de frente seguiremos en paralelo a la Reguera de La Seita y si giramos a la derecha por una senda en fuerte pendiente nos adentraremos en un cautivador bosque atlántico, conocido como "El Reventón", en el que podremos disfrutar de enormes ejemplares de roble albar, que destacan especialmente entre el variado conjunto de líquenes, acebos -aquí llamados xardones-, serbales, arces, avellanos, abedules y también algunos tejos -conocidos como teixos-. Nosotros optaremos por esta segunda opción, ya que aunque es un poco más dura que la otra alternativa, el esfuerzo bien merecerá la pena...
El sendero sigzaguea y serpentea entre el denso bosque para ir ganando altura:
Y llegamos a la parte alta del bosque, en la que los abedules vuelven a dominar el paisaje, en lontananza vemos el pico Cornón:
Continúa...