Lo más lógico, en cuanto a tratamientos selvícolas en los montes,
sería dejarlos a su libre albedrío, cosa que es imposible desde hace ya muchísimos años, vamos, desde que el hombre empezó a aprovecharse de La Naturaleza y
de lo que esta nos proporcionaba.
Las limpiezas que se hacen en los montes, van encaminadas a la retirada de combustible que pueda suponer un gran potencial de peligro de incendio, normalmente las capas de matorral, también se realizan clareos y podas así como selección de pies de árboles, se hacen desbroces para hacer zonas de pastos y se trata de eliminar todo los troncos y leñas muertas y rodadas, siempre con miras a la prevención de incendios.
El problema que nos muestra Aceniche, es debido, con toda seguridad a los largos periodos vegetativos que han tenido esos pinos, más si cabe si su marco de plantación o nacimiento natural era muy reducido, esto hace que los crecimientos se disparen en altura en busca de luz, si le añadimos los largos periodos vegetativos y los cortos inviernos de horas fríos, que reducen a la mínima expresión el crecimiento de invierno, hace que con inclemencias meteorológicas, como fuertes vientos o nevadas más o menos copiosas, desgarren ramas y partan los troncos al tener poca consistencia la madera de estos árboles, o son arrancados de raíz.
También nos ha pasado en el Norte incluso con especies de crecimiento lento, estas últimas por desgarro de ramas o arranque como es el caso de las Hayas.