En la atmósfera tienen lugar una porción de fenómenos acústicos que no es costumbre incluir en el programa de observaciones ordinarias de una estación, pero de los cuales conviene tener algún conocimiento.
El sonido se propaga en el aire a una velocidad aproximada de 340 metros por segundo. Este valor se refiere a una temperatura de 15ºC, pues la velocidad del sonido crece cuando aumenta la temperatura, aunque sin proporcionalidad (crece más lentamente de lo que correspondería a la ley de la proporcionalidad).
El trueno en pleno campo o en el mar puede oirse perfectamente hasta un centenar de kilómetros de distancia, si bien en la propagación del sonido por el aire se notan anomalías muy complicadas, con zonas de silencio dentro de las cuales no se oye, seguidas de otras zonas más alejadas en las cuales vuelve a oirse. Esto explica la observación de la gente que afirma que el viento arrastre el sonido favoreciendo o dificultando la audición de ruidos lejanos según su dirección.
ECO
Cuando las ondas sonoras tropiezan con un obstáculo sólido como un muro o una montaña, se reflejan y vuelven hacia atrás. El observador puede percibir dos veces el mismo sonido: Primero, al recibir los rayos directos y después al recibir los reflejados. Las nubes son también capaces de reflejar el sonido y el retumbo del trueno se debe precisamente a un fenómeno de reflexión.
ZUMBIDO DE CABLES
Los hilos metálicos tendidos al aire libre, como los de teléfono o energía eléctrica, producen con frecuencia un zumbido especial, perceptible con mayaor intensidad cerca de los postes que los sostienen.
El fenómeno bastante complejo, no se debe a una simple vibración provocada por el viento, pues a veces no se observa con viento fuerte y otras veces se observa con calma. Parece más seguro relacionarlo con la turbulencia o tal vez, con el paso de una especie de oleaje atmosférico visible (con nubes del tipo Ac ó Sc) o invisible.
AULLIDO DEL VIENTO
Cuando el viento es fuerte puede percibirse un ruido característico, semejante al de una sirena, con modulaciones de tono no muy amplias, pero perfectamente sensibles. Esto se debe a que el viento fuerte es siempre racheado y sus pulsaciones de intensidad casi siempre caen dentro de la gama de vibraciones perceptibles para el oído humano. Cuando las ráfagas se ven obligadas a deslizarse a través de espacios estrechos, el sonido se refuerza considerablemente.
MURMULLO DE LOS ARBOLES
Se dice, entre las gentes del campo, que el murmullo de los árboles se asemeja a la lluvia. Este sonido se forma por la agitación de las hojas de los árboles. Este sonido es más completo ya que se superponen una serie de vibraciones independientes producidas por el juego de los impulsos de viento con la elasticidad de las mismas hojas. Se perciben intermitencias, que indican aproximadamente el grado de turbulencia del viento reinante.
MANUAL DEL OBSERVADOR DE METEOROLOGIA
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