Fte: La Voz de Avilés
Milagro en Tapia
La cría, único fócido nacido en el litoral peninsular español, ya hace inmersiones de 5 minutos con su madre «Es algo excepcional», aseveran los biólogos de Cepesma
R. LANERO/TAPIA DE CASARIEGO
No dejó de nadar hasta encontrarla. Con la cabeza fuera del agua, recorrió cada uno de los rincones de la playa de Serantes, a la que llegó preñada hace ya varios días, junto a otra foca adulta de su colonia. En un pequeño entrante de la costa de Tapia de Casariego, su cría recién parida luchaba contra las olas que rompían en el acantilado. La primera foca de casco nacida en el litoral peninsular español logró ayer salir de la zona rocosa en la que había quedado atrapada tras su alumbramiento, hace dos días, en la misma arena de la playa tapiega. La ayuda de su madre, un ejemplar de casi 300 kilos, resultó determinante para que el cachorro nadase mar adentro.
Los temores de los biólogos de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) se disiparon en cuanto comprobaron, ya a plena luz del día, que el animal había iniciado el periodo de lactancia, vital para su supervivencia, tras pasar una larga noche lejos del calor materno. A unos 50 metros de la arena, la recién nacida hizo sus primeras inmersiones en las aguas del Cantábrico, donde llegó a permanecer más de cinco minutos bajo el agua. Luis Laria, presidente de Cepesma, considera que este es un síntoma «inequívoco» de la mejoría que ha experimentado la salud de este ejemplar de foca de casco en sólo una pocas horas.
Las pequeñas dimensiones del animal, de unos 70 centímetros y 13 kilos de peso, hacen sospechar a los biólogos que custodian sus movimientos en aguas asturianas que se trata de un ejemplar prematuro. Por esta razón, los próximos tres días serán determinantes para que se complete su desarrollo, condición necesaria para que sobreviva en un medio como el Cantábrico, muy diferente de las gélidas aguas del Atlántico Norte, donde se encuentra su hábitat natural.
Pérdida de grasa
Laria indicó que el periodo de lactancia será una dura prueba de esfuerzo para la madre. En estos días tendrá que adaptarse a temperaturas demasiado cálidas que le harán perder materia grasa y le generarán un estrés añadido al del parto. Si su crecimiento es normal y teniendo en cuenta que nació antes de completarse el periodo de gestación, la cría se destetará a finales del presente mes. Durante ese tiempo, ingerirá unos dos litros de leche diarios, repartidos en tres o cuatro tomas, con un contenido de materia grasa que oscila entre el 40 y el 60%.
Los especialistas de Cepesma permanecen en la zona desde que los socorristas de Cruz Roja avistaron a los tres animales en la playa de Serantes. Desde entonces, no dejan de hacer la misma afirmación: «Es algo excepcional». Sus rotundas palabras se basan en el hecho de que en el litoral peninsular español no existe registro alguno de nacimiento de fócidos ni de otáridos (leones marinos), un fenómeno que sí es frecuente en las islas y del que también hay precedentes en Portugal.
Asentamiento asturiano
¿Se quedarán en aguas asturianas las dos focas adultas y la cría? La pregunta tiene difícil respuesta. Luis Laria no descarta la posibilidad de que los animales se desplacen por la costa cantábrica e, incluso, que una vez superado el periodo de lactancia recorran los más de 3.500 kilómetros que separan la costa tapiega de su hábitat natural. Lo que parecen tener claro los biólogos de Cepesma es que aún es muy prematuro hablar de un posible asentamiento de fócidos en el litoral asturiano, aunque todas las hipótesis sean válidas en este momento.
Durante los próximos días, personal de la Guardería Rural del Principado y de Cepesma seguirán la pista de los tres animales y vigilarán de cerca el desarrollo de la recién nacida. El principal peligro externo que amenaza en estos momentos la supervivencia de las focas son los aparejos arrojados a la mar de los pescadores de la zona. Por esta razón, el presidente de Cepesma mantendrá una reunión mañana con el presidente de la cofradía de Tapia, a fin de que se extremen las precauciones en la zona donde moran los fócidos. Han cambiado las placas de hielo por un paisaje verde y unas aguas más cálidas. Pero se trata de que se sientan como en casa.