¿Por qué cuando anuncian los de la televisión que va a hacer un fin de semana radiante de sol, uno se va de kaza? ¿Por qué las nubes no te dejan dormir?.
Pues no he encontrado respuesta, pero tenía unas ganas terribles de fotografiar un mar de nubes, de los de noviembre, de los pequeños, de los que solo elevan unas decenas de metros, y que no esperaba ver ya este invierno. Envolvernos y distrutarnos. En plena crisis fotográfica y creativa, (me está dando duro esta vez), el destino, los modelos y la intuición hicieron que en lugar de subir a una atalaya de miles en el Ibérico, me fuese a los meandros del río Ebro.
Lo considero una kaza total porque al igual que se tratase de una tormenta, hubo que seguirlo, recorrerlo, y afotarlo antes de que el sol lo engullese. Hasta me despistó porque las vientos locales indicaban cierzo y yo creía que los stratus se desplazaban corriente arriba.
Mágico el contraste del color de los almendros en flor, el rocío de la noche sobre el fondo tupido de la niebla, os dejo con las fotos para no comentarlas:
Desde Lapuebla de Labarca - Álava.