Un paisaje recubierto de una capa reciente de nieve es uno de los espectáculos más espléndidos que ofrece la naturaleza. La nieve es frecuente durante los meses de invierno es muchos países y es una característica permanente en muchas cimas de todo el mundo. El Kilimanjaro, en Tanzania, mantiene un pico de nieve perpetua aún estando a tan sólo tres grados al sur del ecuador.
La nieve empieza en forma de cristales de hielo que forman una nube cuando el vapor de agua se congela alrededor de diminutas partículas sólidas en los niveles medios y altos, donde las temperaturas son muy inferiores a 0ºC. Los cristales de hielo se van uniendo unos con otros y forman los copos de nieve. Cuando éstos tienen suficiente peso, caen hacia el suelo.
Los cristales de hielo adoptan una gran variedad de formas dependiendo de la temperatura y del grado de humedad del aire del entorno. La invención del microscopio permitió admirar la belleza y diversidad de los cristales de hielo.
A menudo la nieve que cae de una nube se derrite en el descenso y llega al suelo en forma de lluvia o, si las temperaturas de la superficie son bajas, sin llegar a 0º, puede caer bajo la forma de aguanieve. Para derretirse extrae calor latente del aire circundante, haciendo que la temperatura del aire baje y que aumente las probabilidades de que las nevadas alcancen el suelo.
Resulta curioso que las condiciones ideales para la nieve sean temperaturas en torno al punto de congelación, pero no más frías. esto se debe a que cuanto menos fría está la nieve, mas humedad contiene y más grandes pueden ser los copos. Además, una temperatura próxima a los 0ºC permite que la nieve se funda, se vuelva a congelar y se recomponga en copos más grandes. El esultado es que la diferencia entre nieve y lluvia depende sólo de unos cambios mínimos de temperatura, lo que hace difícil la previsión.
La nieve puede asentarse de muchas formas, dependiendo del viento, de la temperatura y el grado de humedad. Si la temperatura del aire está muy por debajo de cero, produce pequeños copos que parecen polvo y proporcionan las condiciones ideales para el esquí. Los copos que se forman con temperaturas cercanas a los 0ºC son más grandes, pero también más húmedos y tienden a adherirse a las superficies. Los vientos fuertes pueden acumular montones de nieve en hondonadas, junto a las casas, en lo que se conoce como ventisqueros. Cuando la nieve se asienta puede fundirse y volver a congelarse, con lo que se endurece y se compacta.
En zonas de montaña, la acumulación de nieve puede causar aludes, que a veces se deslizan ladera abajo y lo destruyen todo a su paso. Suelen deberse a nevadas de nieve polvo que caen sobre una base más dura formada en precipitaciones de nieve anteriores.
Más frecuentes, pero igual de peligrosas, son las ventiscas que se producen por una combinación de intensas nevadas, bajas temperaturas y vientos fuertes, y que llegan a paralizar ciudades enteras. un fenómenos asociado a ellas, es la nula visibilidad, que se produce cuando las intensas nevadas y las nubes bajas hacen que el suelo y el cielo resulten indistinguibles, lo cual imposibilita la navegación, el tráfico rodado o cualquier otra actividad al aire libre.