Pues sí, cansado de perseguir cumulonimbos con la cámara, ayer decidí pasar de la potencia y agresividad de las torres blancas a la serenidad y placidez de los delicados cirros.
Un buen momento para ello es sin duda el atardecer, cuando los contrastes de luz y color se hacen evidentes y la caza proporciona mayores recompensas.
Entre las 20:00 y las 22:00 horas, con unos suaves 30º y con el viento completamente ausente (los mosquitos me tenían asesinado con tal panorama ambiental), algunos cirros se paseaban lentamente por los cielos del interior murciano, a media camino entre los municipios de Cieza y Calasparra, en el área montañosa de El Almorchón (Cieza).
Espectaculares cristalitos de hielo alineados:
Una montaña se ve mucho más atractiva decorada por los tonos del atardecer y unos bonitos filamentos blancos en el cielo:
La puesta de sol, igualmente, gana en belleza cuando los cirros participan como protagonistas:
A ver la próxima caza de que se presenta, si de cirros o de cumulonimbos
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Saludos.