En mi caso fué el Brorsen Metcalf, en 1989...
Fué emocionante ver como se desplazaba día a día...
Casi no me lo creía, que, ¡Por fín! había cazado un cometa...
Mi cometa inolvidable, sin duda, el Hyakutake...
El más grande, evidentemente, el Hale-Bopp.
Pero casi me vienen las lágrimas a los ojos recordando sus 50º de cola, en el maravilloso cielo de Luesia (cinco villas de Aragón)
Ojalá pronto las nuevas generaciones tengan ocasión de ver un espectáculo parecido...
Si puedo y lo encuentro...os pondré los dibujos de ese primer cometa, y mi primer trabajo astronómico...dedicado, como no...a ese amor platónico...
:-)
Saludos!