En su movimiento aparente por el cielo, en ocasiones los asteroides pasan por delante de alguna estrella, ocultándola. Aunque la probabilidad de poder observar este tipo de sucesos es muy baja y la franja de visibilidad muy reducida, de una anchura igual al diámetro del asteroide, esto es, de decenas a centenares de kilómetros, al existir varios millares de asteroides catalogados, las ocultaciones se dan con una frecuencia relativamente alta, aproximadamente al ritmo medio de una por semana teóricamente con alguna posibilidad de poder ser observada desde una localidad dada.
El interés por este tipo de fenómenos es relativamente reciente. Fue G.E. Taylor quien en 1952 propuso el seguimiento de alguno de estos sucesos, pero fue preciso aguardar hasta 1958 para que pudiera ser observada con éxito la ocultación de una estrella por 3 Juno. Hasta tres años más tarde no se registró otro fenómeno de este tipo, concretamente la ocultación de BD-5°5863 por 2 Pallas. La dificultad principal reside en la estrecha banda de visibilidad de la ocultación y en la imprecisión con que es conocida la trayectoria, teniendo en cuenta que las posiciones de las estrellas no son conocidas con exactitud, al igual que las órbitas de los asteroides, sometidos a perturbaciones gravitacionales que los apartan de su trayecto previsto, agravado por el hecho del pequeño tamaño aparente de estos astros (0"1).
En vistas a las grandes dificultadas expuestas se hizo un llamamiento a los astrónomos aficionados con el fin de que participasen en este programa. De este modo, en 1975 ya pudo observarse la ocultación de la estrella Kappa Gem por el asteroide 433 Eros por parte de varios observadores a la vez, pero el mayor éxito, todavía no vuelto a igualar, tuvo lugar el 28 de mayo de 1983, cuando desde los Estados Unidos se obtuvieron 130 cronometrajes de la ocultación de la estrella 1 Vul por 2 Pallas, permitiendo determinar perfectamente el tamaño y la forma del asteroide. Otros éxitos notables fueron el registro de la ocultación de la estrella SAO 76017 por 93 Minerva y la ocultación de SAO 156876 por el asteroide 230 Athamantis. En ambos casos aficionados españoles tuvieron un destacado protagonismo.