http://www.lavozdegalicia.es/se_sociedad/noticia.jsp?CAT=105&TEXTO=4772739Que la Tierra ha entrado en un proceso acelerado de cambio climático es algo que ya casi ningún científico pone en duda. Pero, ¿en qué medida las especies pueden desarrollar mecanismos de adaptación ante el progresivo aumento de las temperaturas?, ¿o quizás el calentamiento global será demasiado rápido para sus posibilidades de adaptación? Estas interrogantes aún no tienen respuesta, pero un estudio elaborado por científicos gallegos ha avanzado un posible escenario de futuro desde el campo de la genética. En una investigación realizada durante quince años en la que se tomó como referencia a la mosca Drosophila melanogaster conocida también como mosca de la fruta o del vinagre, han probado por primera vez que un rápido aumento de las temperaturas produce alteraciones genéticas en esta especie.
«Es la primera evidencia publicada de efectos genéticos causados por el cambio climático», asegura Francisco Rodríguez-Trelles, del departamento de Anatomía Patológica y Ciencias Forenses de la Universidad e Santiago, que junto con Miguel Ángel Rodríguez elaboró el estudio, publicado por primera vez en la revista Evolutionary Ecology y que ha sido objeto de múltiples referencias. El trabajo también fue utilizado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), un organismo creado por la ONU y la Organización Meteorológica Mundial, en un informe sobre el cambio climático.
El trabajo descubrió dos importantes variaciones en el genoma de la mosca de la fruta y concluyó también que la diversidad genética de la especie disminuyó de forma significativa durante el estudio (sobre un 20%) y de forma estrechamente asociada al incremento de la temperatura. «Las variaciones observadas -apunta Rodríguez-Trelles- son importantes, porque son inversiones cromosómicas, es decir, que se han producido en porciones muy grandes del cromosoma, no en un gen aislado, sino en un conjunto de ellos que interaccionan entre sí».
Rodríguez-Trelles considera importante que este estudio tenga continuidad para confirmar en laboratorio los resultados que se han probado en las observaciones.
De momento, el grupo de Medicina Genómica del hospital Clínico de Santiago iniciará otro amplio estudio genético, financiado por el Ministerio de Sanidad, para comprobar la respuesta de los humanos ante un brusco aumento de las temperaturas, como la ola de calor vivida en el 2003, un episodio que con el cambio climático será cada vez más frecuente. «Trataremos de identificar la termosensibilidad de las personas en función de sus diferencias genéticas y determinar así a qué grupos de riesgo sería necesario aplicar estrategias de prevención ante un posible shock térmico», explica Rodríguez-Trelles.
En la investigación se estudiará un amplio espectro de población, desde los esquimales hasta los habitantes del norte de África. «El objetivo -señala el investigador- es identificar marcadores genéticos que nos permitan averiguar qué sensibilidad tiene una persona al calor, ver cómo reacciona al estrés térmico y a partir de ahí ofrecerle un consejo genético».
http://www.lavozdegalicia.es/se_sociedad/noticia.jsp?CAT=105&TEXTO=4772740Los cambios genéticos pueden ser tan importantes como los biológicos en la determinación de la respuesta de las especies, incluida el hombre, al cambio climático. Ésta es una de las cuestiones de fondo que se aborda en el artículo en el que los científicos Francisco Rodríguez-Trelles y Miguel Ángel Rodríguez publicaron en la revista Evolutionary Ecology tras comprobar las variaciones genéticas observadas durante quince años en la mosca de la fruta a raíz del incremento de las temperaturas. Esta investigación fue corroborada en otras posteriores llevadas a cabo por otros investigadores internacionales.
Estos trabajos evidencian el hecho de que el clima influye en la composición genética de las especies, incluso en aquellas que como la D rosophila se encuentra muy repartida por todo el planeta y que está adaptada a diferentes condiciones climáticas.
La investigación de Francisco Rodríguez-Trelles se llevó a cabo en cuatro estaciones de muestreo emplazadas en el monte Pedroso, junto a Santiago de Compostela. Durante el período de observación, repartido en dos etapas que van de 1976 a 1991, la temperatura en esta zona experimentó un incremento de más de un grado.
Para la investigación se eligió la mosca Drosophila , que tiene una gran importancia en los estudios genéticos porque tiene un ciclo vital muy corto, porque, a diferencia de los humanos que tienen un sistema de regulación de la temperatura, experimentan el calor y sus variaciones de forma directa.
Resistencia
Pero la cuestión clave que se está planteando en éste y otros estudios es conocer qué tipo de variaciones genéticas pueden desarrollar las distintas especies para conferirles resistencia ante las nuevas variaciones ambientales que se les presentan. De hecho, el antecesor del hombre experimentó una mutación desde que apareció en África en su avance hacia el norte, necesaria también para adaptarse a climas más fríos. Pero este fue un proceso que duró miles de años. La cuestión que se plantea ahora es si la variación genética presente en un momento determinado puede ser suficiente o no para adaptarse a un cambio climático brusco. Si este mecanismo no se acompasa, puede significar la extinción de las especies más vulnerables.