Hoy he estado en Cartagena. Madre del amor hermoso qué bochorno, estaba en una zona relativamente cerca del mar pero separada por una de las fortalezas que rodean la ensenada, y no corría una brizna de aire. Todavía resuenan en mi oído las chicharras, no recuerdo haber escuchado nunca una cosa así.
Noche dura también por Yecla, aunque sin sudores.