HUELVA
Las lluvias torrenciales se cobran una víctima mortal en Escacena
escacena del campo. Las lluvias torrenciales registradas el domingo en la provincia de Huelva se han saldado con una víctima mortal. Ayer poco antes de las ocho de la tarde fue hallado el cadáver de Antonio Ramos que había desaparecido tras quedar atrapado su vehículo en el arroyo Tejada.
El dispositivo de búsqueda localizó el cuerpo sin vida del joven a unos tres kilómetros del lugar de su desaparición, en concreto en el paraje conocido como puente Carreño, una zona que había sido rasteada por la mañana.
Más de treinta profesionales entre Bomberos, Guardia Civil y técnicos especialistas y un nutrido grupo de voluntarios de Escacena del Campo estaban participando en las labores de búsqueda del joven de 20 años que desapareció cuando el coche en el que viajaba con otras dos personas fue arrastrado por el agua en el arroyo Tejada, que cruza la aldea del mismo, cuando circulaba por la carretera hacía Aznacóllar, cuando hallaron el cadáver corriente abajo del cauce en una zona con profusa vegetación, principalmente matorral, que complicaba la visibilidad.
Ayer a las doce del mediodía se organizaba en el lugar de los hechos una nueva batida por la zona, tras una primera en la que participaron los dos equipos de la Unidad Canina de los Bomberos de Huelva, que posteriormente abandonaron las tareas de búsqueda y recate, ya que se previa que no estuviese sepultado y los perros sólo están especializados para esta tarea.
Fueron los equipos de emergencia del 112 quienes continuaron las tareas, junto a numerosos vecinos del pueblo que conocen bien los caminos y el arroyo. Así, acostumbrados a recorrer la zona decidieron echar una mano en la búsqueda del joven, a lo largo del recorrido del arroyo Tejada hasta casi el río Guadiamar, junto a Bomberos de Sevilla, efectivos de la Policía Local de Escena y el Grupo de Emergencias de Andalucía.
Mientras proseguía la batida, en la que se acordó que además de los técnicos especialistas sólo participaran jóvenes en buenas condiciones físicas, numerosas personas permanecían en el lugar del suceso a la espera de obtener alguna noticia. Sin embargo, después de doce horas de rastreo los resultados seguían siendo negativos, mientras comenzaron a flaquear las fuerzas, que no el ánimo, debido a las dificultades que encerraba la búsqueda por el lodo acumulado en algunas partes, lo abrupto del terreno y la vegetación que jalona la ribera.
Los hechos se produjeron alrededor de las 02.00 de la madrugada de ayer cuando el desaparecido, acompañado por su novia y un hombre de unos 60 años de edad, de nombre Rafael, quedaron atrapados en el vehículo cuando se dirigían, supuestamente, a Sanlúcar la Mayor, el pueblo natal de la joven.
Según algunos testigos, los tres ocupantes del todo terreno al verse atrapados por la riada de agua nada más atravesar el arroyo decidieron abandonar el vehículo y ponerse a salvo. Al parecer primero lo hizo la pareja de novios y luego la otra persona, propietaria del vehículo, aunque era conducido por el joven desaparecido.
En medio del silencio de la noche y la oscuridad la familia de José Pérez, cuya casa se encuentra a escasos cien metros de donde abandonaron el todo terreno, escuchó los primeros gritos de auxilios. Según Pérez eran de la novia del desaparecido que reclamaba ayuda, mientras era arrastrada por la riada. La joven, que se encontraba ayer en estado de shock, al parecer ha declarado que cuando era arrastrada por el agua sintió un impulso que le permitió agarrarse a un árbol, salvar su vida y esperar al equipo de rescate. Para entonces, la chica había perdido sus prendas de vestir, se encontraba en ropa interior y presentaba síntomas de hipotermia.
José Pérez relata que su hijo intentó rescatar a la joven utilizando una escalera algo que no logró. Por contra sí ayudaron a Rafael a ponerse a salvo. Según este testigo cuando escucharon los gritos de auxilios y salieron a la puerta de la casa pudieron ver una figura en mitad de la riada con el agua casi al cuello, a la que mediante un foco le indicaron el camino que debía seguir para ponerse a salvo. La familia de José Pérez finalmente ofreció a Rafael ropa seca, una manta y algo caliente. Ello se encargaron de avisar a la Guardia Civil.
Tanto la chica como Rafael fueron trasladado en ambulancia por los equipos sanitarios. De Antonio nunca más se supo. Ni un grito, ni una voz, asegura José Pérez, tan sólo los de su novia llamándolo una y otra vez.
La voz de alarma saltó en la aldea sobre las dos del mediodía cuando se sucedieron los rumores que los equipos de búsqueda habían encontrado un zapato. Después se comprobó que no podía pertenecer al joven desaparecido, pero lo peor quedaba por venir.
Un saludo