El domingo estuve de paseo por Las Guarramas y Valdemartín. El Ventisquero de la Condesa, de unos 80/90 m2, estaba hecho un pedrusco con el fresco y la baja humedad de estos días.
Pensaba a finales de mayo que no iba aguantar tanto, pero ahí sigue. Hoy todavía se le ve desde el norte de Madrid.