Un seísmo de magnitud 6,2 sacude a la provincia de Huelva
El temblor, con epicentro en el Atlántico y a 105 kilómetros del cabo de San Vicente, se registró a las 2:37 · Vecinos de Isla Cristina abandonan la localidad por temor a un maremoto como el de 1755
Eran las 02:37 de la noche. La mayoría de los ciudadanos estaba dormidos cuando un terremoto de magnitud 6,2 con epicentro a 105 kilómetros de la costa de Portugal, a la altura del cabo de San Vicente, sacudió a la provincia de Huelva. La Red Sísmica del Instituto Geográfico Nacional concretó que el seísmo se produjo en el mar, a 60 kilómetros de profundidad, sin que hubiera constancia de daños materiales ni personales. Sólo duró unos segundos.
Hasta las nueve de la mañana de ayer se sucedieron hasta siete réplicas de menor intensidad pero con una magnitud superior a 1,5 grados en la escala Richter. Una de ellas, la más significativa y que pudieron sentir los habitantes de la costa occidental andaluza, tuvo lugar a las 03:20 de la noche y duró 51 segundos. Las localidades en las que llegó a registrar una intensidad máxima (o de nivel cuatro) el temblor de tierra fueron las onubenses de Isla Cristina, Lepe, Ayamonte, Aljaraque y Bollullos del Condado, así como en Montijo (Badajoz). La capital onubense, Cartaya, Gibraleón y Punta Umbría, al igual que ciudades como Cáceres, Badajoz, Cádiz, Córdoba o Sevilla, lo sintieron en el nivel tres. Los datos facilitados por el Instituto Geográfico Nacional indican que incluso pudo detectarse el movimiento de tierra en ciudades más alejadas del epicentro como Madrid, Ciudad Real, Málaga o Valladolid.
Uno de los municipios que vivió con mayor temor el seísmo fue el de Isla Cristina. Allí, el pánico ante la posibilidad de que el temblor generara un maremoto como el que asoló la costa occidental ibérica en 1755, con epicentro en Lisboa y que dejó al descubierto hace 254 años la lengua de tierra sobre la que hoy se asienta Isla Cristina, empujó a buena parte del vecindario a abandonar la localidad apresuradamente. La mayoría se dirigió a las vecinas Pozo del Camino y Villa Antonia, con zonas de monte más altas en las que refugiarse. Otros se trasladaron hasta la Playa Central, huyendo de las edificaciones y temiendo que las réplicas llevaran la misma intensidad.
La Policía Municipal isleña recibió un generoso número de llamadas de vecinos pidiendo información durante toda la noche, aunque, afortunadamente, no se produjo ninguna llamada de emergencia. Aunque buena parte de los ciudadanos dormía, algunos trabajadores de la hostelería se vieron sorprendidos en plena calle por el temblor. "Yo me di cuenta por los gritos que salían de una vivienda; al principio pensé que era un incendio, pero luego noté cómo me temblaban los pies" -comentó Rafael, que volvía a su casa después de trabajar-, "entonces salí corriendo hasta mi calle y allí me encontré con mi familia y los vecinos, un caos". En el puerto pesquero los marineros que se disponían a embarcar para salir a faenar decidieron retrasar la salida y esperar a que todo se normalizara. Algunos pescadores isleños que trabajan en Guinea Bissau contactaron a través de la emisora costera con sus mujeres, preocupados por la situación.
La intensidad con la que Huelva sintió el seísmo fue algo menor. Aún así, el terremoto sacó de la cama a muchos ciudadanos capitalinos. Minutos después de la sacudida, vecinos de todas las barriadas se lanzaban a la calle para protegerse de las réplicas posteriores, aunque regresaron pronto a las alcobas. Las luces encendidas en el interior de las viviendas en plena madrugada atestiguaban que otros tantos que no se animaron a abandonar sus hogares se habían desvelado.
En la calle Vázquez Limón, un nutrido grupo de jóvenes comentaba la jugada con el miedo metido en el cuerpo. Daniel González explicó que en el instante del temblor "estábamos charlando en casa de una amiga y se movió violentamente el sofá; creímos que era una broma que nos estaba gastando un amigo hasta que nos percatamos de que era un terremoto". Otra pandilla que acababa de salir de una de las discotecas de La Merced se enteraba minutos después del suceso: "No hemos notado nada", señaló.
Al taxista Sebastián Pérez le sorprendió en seísmo en la Plaza de El Punto. Él se encontraba sentado en su vehículo y charlaba con otro compañero "que llegó a marearse y yo sentí cómo el coche se movía y miré a los edificios; los balcones hacían mucho ruido". Otro taxista, Alfonso Gutiérrez, se encontraba a las 02:37 en la parada de La Merced "solo dentro del coche". Recuerda el sonido metálico de las farolas y los semáforos "balanceándose, igual que mi coche; pensé que era un compañero que me estaba gastando una broma".
En los edificios conocidos como Fábrica de Harina de Las Colonias, de nueve pisos de altura, la sacudida fue "espectacular", según indicó ayer una inquilina, Trini Luna: "Parecía que habían puesto una bomba, se oyó mucho ruido y temblaban las lámparas y los cristales". Juan Cruz comentó con algunos amigos en el bar La Perdiz que lo que más le sorprendió fue el estruendo que produjo el temblor. Su esposa se asustó mucho.
Los teléfonos comenzaron a sonar para contactar con las familias, las camas se cimbrearon, el canto de las aves y los ladridos de los perros retumbaban en las calles vacías, algunos no volvieron a pegar ojo en toda la madrugada. El terremoto se convirtió en el tema de conversación favorito durante toda la jornada también en Punta Umbría. Allí, vecinos como Luis Fernández detectaron cómo "las olas del mar sonaban más que otras noches". La anécdota curiosa la rubricó Carmen, que oyó un portazo y "creía que habían entrado a robar en mi casa".
El terremoto que se sintió ayer en la provincia ha tenido un desarrollo "de libro", según señaló el profesor del Departamento de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva (UHU), Francisco Manuel Alonso. Asimismo, descartó que con una intensidad como la alcanzada de 6,2 se pueda producir un tsunami que está reservado a magnitudes a partir de 7,5.
El docente explicó que "sería muy extraño que tras el seísmo de las0 2:37 hubiera una réplica fuerte, ya que en todo momento ha seguido el patrón tradicional de este tipo de movimientos". Ese patrón pasa por "una sismicidad pequeña pero más frecuente de lo habitual, que es lo que ha pasado en esta ocasión. De hecho ya hubo un temblor en ese mismo sitio el día 14 a las 20:35. Tras esa sismicidad previa viene el seísmo al que le siguen réplicas de menor intensidad que puedan prolongarse durante algunas jornadas más". En caso de que no hubiera habido movimientos previos, "nos encontraríamos ante otro patrón de fracturación en las fallas". La experiencia de Francisco Manuel Alonso en la madrugada de ayer pasó por trasladarse hasta la Facultad de Ciencias Experimentales, donde tiene su despacho: "Estaba en casa. Noté el temblor y vi que era largo, 5 o 6 segundos como mínimo fue lo que sentí, así que opté por ir a la Universidad para hacer un seguimiento". Alonso se puso en contacto con el Centro Sismológico Euromediterráneo y con United States Geological Service entre otros, quienes confirmaron el seísmo y el lugar. El docente e investigador indicó que Huelva no dispone de "sismógrafo, aunque cuenta con un acelerógrafo que mide cómo se acelera la superficie ante el paso de la onda sísmica".
El miedo a un tsunami no parecía muy justificado ayer, ya que la intensidad del temblor no lo podía provocar: "Desde que contamos con un registro instrumental, no tenemos constancia de tsunamis". En todo caso, Francisco Manuel Alonso recordó que estamos en una zona sensible y la mejor arma ante esta situación es el conocimiento: "Cuanto más conoces te sientes más seguro y tenemos que saber que es normal que en Huelva sucedan este tipo de movimientos sísmicos".
El proceso típico al que hace referencia el profesor de la UHU se explica así: "Todo empieza con temblores previos que están provocados por el inicio de la fracturación de la roca en la colisión de las fallas. Son fisuras que van surgiendo. Luego la roca cede y viene una fractura considerable que es el seísmo o terremoto". La presencia de ruido -que también hubo- se explica por la cercanía del foco sísmico. El ruido fue una de las principales características del terremoto de hace 20 años.
Fuente: Huelvainformacion