La fuga radioactiva obsesiona a los japonesesEl peligro nuclear está en boca de todo el mundo. No importa, si la ciudad está la norte, al sur, al este o al oeste. “Estoy muy intranquila porque creo que el Gobierno no nos dice toda la verdad. Mi familia está muy preocupada e insiste que me vaya con ella”, explica Toko, una joven de Kyoto que trabaja en la hostelería en Niigata, una ciudad situada a un centenar de kilómetros de Fukushima.
Junichiro, un estudiante de arquitectura, también se muestra muy receloso ante el peligro de la radioactividad. “Mi novia y mis amigos están en Tokio, pero creo que me iré unos días a casa de mis tios, que viven en Osaka”, explica detrás una mascarilla.
A la pregunta de si le produce más miedo un terremoto, como el que sacudió a Japón el viernes pasado, o una fuga radioactiva. No duda, dice que no, que lo que le aterra son las radiaciones. “A los terremotos ya estoy acostumbrado. Se que duran un par de minutos y ya está. en cambio con la radioactividad no te enteras”, precisa Junichiro.
Y como ellos muchos más.
Además, en una sociedad llena de reglas y normas, como la japonesa, les inquieta enfrentarse a un desastre provocado por el hombre. Ante una catástrofe natural, saben como actuar. Su padres les han enseñado. El Gobierno les ha educado y les mantiene en estado de alerta. “Hoy he recibido tres aviso de terremoto, a través del móvil”, dice Miyaki, mientras llena el coche de bebé con la compra que ha hecho en el super, mientras se queja de que estos días faltan muchos artículos debido al seísmo y al tsunami.
En cambio, ante una posible fuga radioactiva de una central nuclear, como es el caso de Fukushima- 1, muestran desconcierto. “¿Qué tengo que hacer?, ¿Ir a un refugio?, ¿Por cuanto tiempo? y luego ¿Podré hacer una vida normal?. No sé, pero me cuesta imaginarmelo ¿Será como Hiroshima?”, se interroga Junichiro.
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