El hielo no tiene amigos La teoría clásica del deslizamiento está en crisis y las alternativas no convencen; lo único cierto es que nada logra adherirse al agua sólida, siempre tan despegadaTodo el mundo ha patinado alguna vez al pisar una placa de hielo. Pero, ¿por qué es tan difícil mantener el equilibro sobre el agua sólida y no así sobre la superficie de otros sólidos? La explicación clásica -que parte del hecho de que el hielo es menos denso que el agua y funde por debajo de cero grados- acaba de ser rechazada. Otras hipótesis hablan de la fricción y el consiguiente calor que funde el hielo, de finísimas láminas de agua sobre la superficie sólida o de la estructura de las moléculas de H2O. El caso es que el hielo sigue sin hacer amigos: todo le resbala.
Oviedo, Javier NEIRA
El hielo resbala. Es un hecho de comprobación cotidiana pero, ¿por qué? Aunque parezca extraño, las razones y causas no están claras. El hielo es agua sólida y sobre los sólidos no se resbala, por muy pulidos que estén, como se desliza un patinador sobre una pista de hielo.
Del hielo habría que hablar en plural porque hay tipos y variedades que suman unas doce formas distintas. Algunas, de las que se sabe sólo por la teoría, no se encuentran en la Tierra y se sospecha que pudieran hallarse en algún planeta lejano.
La explicación clásica sobre el por qué se patina en el hielo se remonta a finales del siglo XIX y parte de una curiosa propiedad del agua sólida: es menos densa que el agua líquida. Por eso flota.
Eso implica que la temperatura de fusión del hielo puede reducirse por debajo de los cero grados al ejercer presión sobre él.
Sería el caso de un patinador. La presión ejercida por la cuchilla reduciría la temperatura de fusión de la capa superior del hielo, que se derretiría. De ese modo, la cuchilla se deslizaría sobre una finísima capa de agua líquida que volvería a congelarse en cuanto hubiese pasado el patín y la consiguiente presión.
Pero la explicación es incorrecta, según ha demostrado recientemente Robert Rosenberg, de la Universidad Lawrence de Appleton, de Wisconsin, EE UU.
Y es que el efecto de derretimiento provocado por la presión es muy pequeño. La temperatura de fusión sólo se reduce de 0 grados centígrados a -0,01 grados.
Además, se resbala también con unos zapatos comunes que, dada su amplia superficie de contacto con el hielo, apenas hacen presión.
Existen otras explicaciones. Por ejemplo, al frotar la cuchilla de un patín o la suela de un zapato contra el hielo se calienta y se funde, generando una capa resbaladiza.
Otra explicación, cada vez más considerada, es estructural: sencillamente la superficie del hielo es resbaladiza.
En efecto, las moléculas de agua de la superficie del hielo vibran más, ya que sobre ellas no hay otras partículas que las mantengan fijas y, por tanto, son líquidas incluso a temperatura inferior al punto de congelación.
De todos modos, la idea de que el hielo posee una capa líquida intrínseca no es nueva. Fue propuesta por Faraday en 1850, tras un sencillo experimento: presionó un cubo de hielo contra otro y se fusionaron, demostración de que las capas líquidas se volvían sólidas cuando ya no estaban en superficie. Gabor Somorjai, del laboratorio Lawrence Berkeley, de California, EE UU, bombardeó en 1996 la superficie del hielo con electrones y observó cómo rebotaban. Encontró estructuras líquidas, al menos en parte, a temperaturas de hasta -158 grados. «La capa de agua es intrínseca al hielo», concluyó Somorjai. De ahí que cuando uno está de pie sobre el hielo aunque no se genera calor por la fricción «sigue siendo resbaladizo».
El español Miquel Salmerón, compañero de Somorjai en Berkeley, duda de la importancia de la capa líquida intrínseca. La capa superior del hielo tal vez sea líquida, pero eso no basta. Considera que la fricción es el principal motivo por el que el hielo es resbaladizo. Las dudas siguen.
Fuente: LNE
www.lne.es
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