Esto es lo que viene en el DV hoy:
METEOROLOGÍA
Una tormenta descarga
23 litros en media hora en Donostia y origina numerosas inundaciones
Los bomberos donostiarras trabajaron a destajo durante horas para mitigar los efectos de las tromba La intensa precipitación de agua y granizo tuvo una incidencia desigual en el resto del territorio guipuzcoano
Un trabajador desatasca un desagüe en la calle Iztueta:
Previsiones para hoy:
Una fuerte tormenta de lluvia y granizo que descargó 23 litros por metro cuadrado en San Sebastián ocasionó ayer por la tarde múltiples inundaciones en locales comerciales y bajos. El fenómeno meteorológico, provocado por el paso de un frente frío por las capas cálidas de la atmósfera, fue similar al que se registró el pasado día 7 en la capital donostiarra durante media hora y a partir de las seis de la tarde. Entonces se recogieron 17,1 litros.
Ayer el chaparrón de agua y granizo comenzó a las seis menos diez y concluyó media hora después, coincidiendo con la pleamar, lo que en la Parte Vieja, Gros y el Centro originó que el alcantarillado rebosara y se crearan grandes balsas de agua que anegaron muchos bajos comerciales.
Fuentes del Observatorio Meteorológico del Golfo de Vizcaya. explicaron que este fenómeno atmosférico es habitual en la época estival y anunciaron que se disiparía «rápidamente», como así ocurrió. La intensidad de las precipitaciones se acrecentó a medida que éstas recorrían el territorio histórico en dirección Oeste-Este. En Eibar hubo al menos una docena de llamadas de socorro a la Policía local y el suministro de luz se interrumpió durante algunos minutos. En la comarca del Deba los bomberos del parque foral realizaron cuatro salidas de emergencia «sobre todo para achicar agua» en inmuebles que se estaban anegando. Los municipios más afectados fueron Elgeta y Soraluze.
Tolosa también sufrió las consecuencias de la descarga y en el centro del casco urbano hubo numerosos episodios de inundaciones en sótanos y bajos a partir de las seis de la tarde. Media hora después, dos camiones colisionaron en Aya, en la carretera N-634, y otra persona resulto herida, mientras que en la A-15, a la altura de Berastegi, un automovilista sufrió lesiones de diversa consideración en otro accidente de tráfico ocurrido sobre las siete de la tarde. En la comarca del Urola, se contabilizó una sola salida, y ninguna en la del Bidasoa. En el aeropuerto de Hondarribia se recogieron durante la tormenta 14,9 litros.
Las peores consecuencias de la tromba se concentraron en la comarca de Donostia, sobre todo en la capital, y en Zarautz, donde en muchas bajeras hubo que achicar agua para evitar que subiera el nivel. Los bomberos de la capital no dieron abasto y en diferentes puntos de la ciudad el agua entró en locales y comercios.
Alarma y nervios
La tormenta de agua y granizo que comenzó poco antes de la seis de la tarde provocó inmediatamente grandes concentraciones de agua porque las alcantarillas no tragaban. La intensidad de las precipitaciones hizo que cundiera la alarma porque el nivel de agua amenazaba los locales y establecimientos a pie de calle. La granizada duró unos minutos y obligó a los sorprendidos viandantes a refugiarse donde buenamente pudieron.
El achique de agua, manual y con motobombas en los sótanos y bajos comerciales de la Parte Vieja y en Gros, sobre todo en las calles Iztueta, Iparragirre y zonas aledañas, fue incesante. El bar Iparra, junto al apeadero del tren, quedó completamente anegado, según relató un testigo, que añadió que «las balsas de agua eran enormes y en Miracruz la gente se desesperaba viendo cómo entraba el agua en los sótanos y en muchas tiendas». Entretanto, la centralita de Bomberos rozaba el colapso por la multitud de llamadas solicitando ayuda.
Los bomberos donostiarras trabajaron a destajo desde que se desencadenó la tromba de agua y granizo.
Un portavoz del Cuerpo indicó que estaban trabajando todas las dotaciones disponibles y que las solicitudes de auxilio eran constantes. Pasadas las nueve de la noche, proseguían por toda la ciudad las operaciones de achiche de agua. No había constancia de que ninguna persona hubiera resultado accidentada.
En la red viaria el tráfico se ralentizó extraordinariamente como consecuencia de la cortina de agua y el departamento de Interior reclamó «precaución» por las numerosas bolsas de agua que jalonaban las carreteras.
El último episodio meteorológicamente significativo se produjo el pasado 6 de julio, cuando una granizada de inusitada virulencia provocó cuantiosos daños económicos en Deba y Mutriku. Las primera estimaciones cifraron en tres millones de euros los daños en viviendas y vehículos.