La imponente nube en forma de yunque que produce una tormenta en toda su magnitud ha sido durante largo tiempo objeto de fascinación por su capacidad para desatar lluvia, viento, granizo e incluso tornados de efectos devastadores, así como por el espectáculo que ofrecen rayos y truenos.
Las tormentas se dan en condiciones variadas, pero son más frecuentes en primavera y verano, y en las zonas tropicales y subtropicales. Las tormentas originadas por masas de aire suelen producirse a última hora de la tarde o al caer la noche, cuando el calor de la tierra alcanza su grado máximo. Las tormentas que van asociadas a sistemas frontales pueden producirse a cualquier hora, pero el calor del suelo promueve su desarrollo.
Cada día se producen unas 40.000 tormentas en todo el mundo. Una tormenta típica puede durar hasta dos horas, aunque generalmente se mantiene en la fase de madurez entre 15 y 30 minutos, transcurridos los cuales se empieza a disipar y todo lo que quedará de ella serán algunos girones de nubes altas.
Hay diversas maneras de comprobar si hay tormentas en la zona. Si el terreno es razonablemente llano y el cielo no está oscurecido por estratos bajos, un cumulonimbo grande todavía se aprecia desde 300 Kms. de distancia. La dirección en la que se mueve puede determinarse a veces observando la forma del yunque. Normalmente éste posee un lado más largo que se extiende en la dirección en que soplan los vientos a niveles altos y suele ser el mejor indicador de la dirección de la tormenta. El viento de superficie no es un buen indicador porque las tormentas se ven afectadas por la velocidad y dirección del viento en todos los niveles de la troposfera.
En algunos casos, si el cielo está cubierto de diferentes tipos de nubes o el terreno es montaañoso, la tormenta puede ser invisible. Pero puede detectarse a una distancia de unos 160 Kms. mediante un receptor de radio sintonizando el aparato en una frecuencia en la que no haya transmisiones, subiendo el volumen. Si hay alguna tormenta activa cerca se oirán estallidos de lectricidad estática producidos por los rayos de la tormenta. El aumento de la intensidad de estos estallidos es un indicador de que la tormenta se acerca. Si una tormenta activa está a menos de 30 Kms de distancia, debería oírse sin ninguna ayuda. Como la luz y el sonido viajan a diferentes velocidades puede calcularse la distancia aproximada de la tormenta cronometrando el intervalo entre la aparición del rayo y el sonido del trueno. Los segundos obtenidos se multiplican por 340, dándonos así la distancia aproximada a la que se encuentra la tormenta. Si el treuno suena a la vez que aparece el relámpago significa que nos encontramos justo debajo de la tormenta.
También puede efectuarse un cálculo para medir la distancia que ha recorrido el rayo desde su origen. Basta contar los segundos mientras estamos oyendo el trueno y multiplicarlos por 340, que es la velocidad del sonido.
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