El pasado domingo, Agentes de Protección de la Naturaleza (APN) del Departamento de Medio Ambiente recuperaron los restos de un ejemplar de quebrantahuesos muerto en el embalse de Búbal, en el oscense valle de Tena.
Los forestales acudieron a la zona tras el aviso de unos vecinos que habían observado el extraño comportamiento del animal, al intentarcruzar el citado pantano. Cuando los agentes se personaron en el lugar, el ave ya se encontraba muerta en la masa de agua.
El ejamplar muerto era una hembra adulta, de más de 10 años llamada Collarada, marcada en septiembre de 2005 dentro del término de Villanúa. El ave portaba varias señales en las alas, anillas y un radio-trasmisor que permitían identificarla y localizarla a distancia para su estudio en el marco de las acciones del Plan de Recuperación de Aragón para esta especie en peligro de extinción. El animal fue controlado vivo en diferentes puntos del Pirineo hasta el mes pasado. Tras realizar la toma de datos, los restos del ave fueron llevados al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre que el Departamento de Medio Ambiente posee en el CIAMA-La Alfranca con el fin de realizar diferentes pruebas que ayuden a determinar la causa de su muerte.
El seguimiento de los ejemplares de quebrantahuesos (hasta la fecha se han marcado más de 90), junto al análisis de incidentes resulta de gran importancia para conocer las causas de mortalidad de este ave y poder llevar a cabo las medidas de conservación pertinentes para esta especie, indica la nota.
La principal causa de mortalidad en el quebrantahuesos está asociada al uso ilegal de cebos envenenados, comprometiendo gravemente el crecimiento de la población y su proceso de colonización de nuevas áreas. El veneno afecta especialmente a las aves adultas por su mayor experiencia en la localización de pequeños restos durante el ciclo reproductor. Afecta, por tanto, al segmento más valioso de la población dada la experiencia que disponen en el conocimiento preciso de su entorno, así como su capacidad para la reproducción.
La segunda causa de mortalidad no natural en España son los incidentes relacionados con las líneas eléctricas localizadas en zonas de montaña, próximas a collados o laderas de mediana y alta altitud por ser lugares de paso frecuente. La muerte se produce por colisión o electrocución. La gestión moderna de las empresas eléctricas, acorde con la legislación europea, está permitiendo la aplicación de medidas correctoras que reducen el impacto sobre la fauna. Se considera esencial la colaboración de este sector para lograr con éxito la recuperación de especies tan amenazadas como el quebrantahuesos.