Mi vecino luxemburgués me contó (tiene 70 años) que lo vivió de chaval en un pueblo del norte del país (más frío que la capital), y que lo que más recuerda son los ríos completamente congelados, y también las fuentes que abastecían los pequeños pueblos. Se tenía que cortar bloques de hielo y derretirlos al fuego para tener agua. También fue un problema abastecerse de comida al cabo de los días porque el espesor de la nieve era enorme. Luxemburgo entonces era un país bastante rural, y el recuerdo que se tiene es que mucha gente lo pasó mal aquellos días. No hubo luz en muchos sitios durante semanas, y toda la zona vitícola quedó muy afectada (las heladas destruyeron la mayoría de las viñas).