Pues en Valladolid, después del invierno de ayer hoy por fin es mes de abril. La máxima ha sido de 14,6ºC y la mínima fue de 4,9ºC. Ahora hay 10,7ºC, pero el viento se encarga de enfriar las procesiones.
P.D.1- He estado en el Aliste zamorano viendo la famosa procesión de Bercianos de Aliste y pillé una buena tormenta nada más salir de allí en dirección hacia aquí.
P.D.2- Os pongo algunas noticias de los periódicos castellanoleoneses sobre la fugaz nevada de ayer en prácticamente toda la comunidad.
La Opinión de Zamora
La nieve llegó a Morales del Vino
La Tierra del Vino recibió ayer la llegada de la nieve, en forma de copos que cayeron con intensidad durante la mañana, aunque no el tiempo suficiente como para lograr que cuajaran en el suelo. No es muy habitual ver nevar en abril, aunque el tiempo siempre puede dar sorpresas.
Luchar contra los elementos
La Sección de la Esperanza, obligada a acortar el recorrido de la procesión a causa de la lluvia y el granizo y a resguardar a la Virgen en el Museo de Semana Santa
Nevó, granizó, llovió… Pasó de todo ayer en la procesión de la Sección de la Virgen de la Esperanza que fue, durante casi dos horas y media una lucha constante contra los elementos. A la hora de la procesión la lluvia paró, incluso las damas disfrutaron de algún rayo de sol en su paso por el Puente de Piedra.
Pero al pasar la calle de la Plata las nubes se cerraron y la lluvia comenzó a caer. Damas y cofrades aguantaron estoicamente el frío, el viento y la humedad de la lluvia. A nadie se le ocurrió sacar un paraguas. Sin embargo, las madres acudieron a rescatar a los más pequeños antes de que el agua los empapara.
El agua comenzó a depositarse sobre el terciopelo verde del manto de la Virgen, pero no se sacó el plástico para cubrirla porque «había que quitar también la corona ya que se rajaba el plástico y colocar la toca. Se tardaría mucho más que si poníamos rumbo al Museo de Semana Santa», explicaba ayer la presidenta de la Sección, María José Herrero.
La responsable de los hermanos y hermanas afirmó que el manto «se llevó inmediatamente al convento y las monjas lo estiraron para que se secase y nos han asegurado que no hay desperfectos».
La procesión avanzó a un ritmo normal hasta la Plaza Mayor, incluso la Virgen subió Balborraz con la banda de música tocando detrás. Mientras la cabeza del desfile avanzó por la Rúa con la banda de tambores y cornetas y la mayoría de las damas. Sin embargo, como la lluvia comenzaba a arreciar, la organización optó por guarecer a la Virgen en el Museo de Semana Santa. Cuando las damas que avanzaron por la Rúa se dieron cuenta de que detrás de ella no había procesión comenzaron a disolverse. «Podían habernos avisado, que venimos andando solas», protestaba alguna dama. El espectáculo en la puerta del Museo era desolador y muchas llamas dieron rienda suelta al llanto mientras se cantaba la Salve. La Virgen entró –perfecta– en el Museo de Semana Santa al son de la Marcha Real que los empapados músicos interpretaron como pudieron. Este año La Esperanza volverá sola a la Catedral, acompañada sólo por los directivos y su camarera.
El Norte de Castilla
El agua nieve obliga a suspender el desfile del Santísimo Cristo de la Luz.
La Hermandad Universitaria decidió no sacar la imagen de Santa Cruz por los daños irreparables que podría haber causado la lluvia a la talla de Fernández
Tristeza entre los cofrades y decepción entre el numeroso público que se concentró a las puertas del Palacio de Santa Cruz para ver una de las procesiones más bellas de la Semana Santa vallisoletana. La lluvia, en forma de agua nieve, obligó a suspender ayer el desfile del Santísimo Cristo de la Luz. Era la primera vez en su historia que el cortejo se quedaba en la sede. La impresionante talla de Gregorio Fernández no llegó a superar el umbral del zaguán del colegio universitario. A las 11.30 horas, con el sonido de las tres campanadas, se abrían las puertas de madera del Rectorado entre la humareda del incienso, mientras el Coro de Santa Cecilia -el universitario cumplía con un compromiso en el extranjero- entonaba el 'Gaudeamus Igitur'.
Unos minutos antes una fina y fría lluvia hacía presagiar lo peor. «Se va a suspender», auguraban desde el público. En la calle ya formaban varios penitentes de hermandades invitadas, entre ellas la salmantina del Cristo de la Luz y Nuestra Señora de la Sabiduría, mientras la banda burgalesa de San Fernando Rey, una de las novedades de este año, tocaba música de pasión con aires sevillanos.
El agua no logró ahuyentar al respetable. A las doce menos cuarto el Hermano Mayor de la cofradía, Carlos Alberola, oculto bajo el capuchón, se dirigía a los fieles: «Vamos a esperar unos minutos a ver cómo evoluciona el tiempo», avisaba por megafonía.
No hubo manera. Dentro de Santa Cruz, el director del Museo Nacional de Escultura, Jesús Urrea, el rector de la Universidad, Evaristo Abril, y el hermano mayor acordaban suspender el acto. «No podíamos dar un paso en falso, podrían haberse causado daños irreparables en la talla», explicaba Alberola, quien desde el mismo micrófono anunciaba la suspensión. Una salva espontánea de aplausos por parte del público servía de ánimo a los cofrades, que preveían que el cielo iba a respetar el desfile al menos hasta su finalización a las 14.30 horas tras el Vía Crucis en la Catedral .
La nieve sorprende a los vecinos de varios pueblos, aunque no llegó a cuajar
Pese a estar en plena primavera, los rigores del invierno parece que se resisten a despedirse de la provincia vallisoletana. Las bajas temperaturas de la noche del miércoles tuvieron su traslación en forma de nieve a la mañana de ayer en varias zonas d ela provincia, especialmente de la Ribera del Duero y de Tierra de Campos. En esta comarca, Villabrágima fue la localidad donde más presencia hubo de nieve. En la comarca ribereña y en la de pinares, fueron más los municipios afectados por la nieve, que no llegó a cuajar. Así, Montemayor de Pililla, Cogeces del Monte y Campaspero recibieron la sorprendente visita de la nieve que también se detuvo en Peñafiel, aunque sin provocar ningún tipo de incidencia reseñable, más allá de que cayera en plena primavera.