Hay mucha leyenda con todo esto de los rayos.
El fundamento del "efecto punta", por el cual alrededor de los objetos puntiagudos se acumulan cargas positivas, está fuera de toda duda, lo que no es tan evidente es que los rayos que impactan sobre el suelo "siempre" vayan a parar ahí.
Recuerdo haber visto alguna vez la imagen de un impacto por rayo en un campo de golf, con la hierba quemada y el terreno fracturado a su alrededor, mientras que a escasos metros se encontraba un árbol intacto.
Si ese día de tormenta un golfista se hubiera puesto a cubierto bajo el árbol (decisión poco inteligente a priori) hubiera salvado la vida (quizás no hubiera evitado una ceguera parcial y una rotura de tímpanos), justo lo contrario que si hubiera decidido quedarse en campo abierto, en la posición donde impactó el rayo (aunque se hubiera puesto tumbado o de cuclillas como dictan los consejos).
En un terreno de varias hectareas salpicado de árboles cada cierta distancia, si la superficie que ocupan éstos (vista desde arriba) es claramente inferior a la del suelo despejado, entonces yo me inclino a pensar que si el paso de una tormenta deja 100 impactos directos de rayo en ese terreno, la mayor parte (80, 90...) impactarán en el suelo y no en las copas de los árboles, por lo que lo más inteligente sería refugiarse bajo uno de ellos (y rezar si uno tiene fe
).
Se que esto va contra las normas de seguridad que aparecen por ahí publicadas pero no creo que el "efecto punta" sea tan determinante como se quiere hacer ver.
Hace tiempo me comentaron también que para probar la efectividad de un parrarayos se instalaron en una gran parcela el citado aparato (de un par de metros de altura) en un extremo y un mástil de madera de la misma longitud en el otro. Tras registrar los impactos al paso de varias tormentas un rayo fulminó el palo de madera y algún otro cayó en la parcela, permaneciendo intacto el parrarayos. (Los fabricantes escondieron los resultados y siguieron adelante con la venta del parrarayos como podeis imaginar).
En la trayectoria final que toma el canal de comunicación nube-tierra intervienen muchos factores y hay que tener en cuenta que las zonas donde se acumula carga sobre la superficie es solo uno de ellos (determinante en algunos casos).
Si vamos mucho por el campo en días de tormenta o nos quedamos en una carretera parados viendo una tormenta aumenta el riesgo de que nos pille un rayo, pero simplemente por que estamos ahí, en la zona potencial de impacto, de la misma forma que si nuestro hobby fuera cruzar permanentemente pasos de cebra, antes o después nos atropellarían, pues aunque la mayoría de conductores sean cívicos y respeten las normas (una minoría en Madrid
), con tanta frecuencia de paso terminaría por pillarnos uno de los locos al volante. Si cruzamos calles con la frecuencia normal en un habitante de la gran ciudad, con un poco de suerte no nos pillará ningún coche en toda la vida.
Bueno creo que la cosa me ha quedado un poco larga pero es que uno por las mañanas se levanta con energías renovadas.