Sevilla se pregunta por la ola de calor
La ciudad atiende los consejos sobre cómo hacer frente a las altas temperaturas sorprendidos por el fresquito
El director territorial del Instituto Nacional de Meteorología dice que no es un verano extremo
JOSÉ BEJARANO - 28/07/2005
Sevilla
Este verano la ola de calor ha sido un fantasma. Los sevillanos, acostumbrados a los rigores de los últimos estíos, no acaban de creer el fresquito que les ha hecho este mes de julio que ya se marcha. Llevan unos días en los que, por la noche, tienen que echarse encima una sábana para dormir.
Eso ocurre, además, cuando no paran de recibir consejos sobre la ola de calor que les dirigen las instituciones públicas. Ola de calor, qué ola de calor, se preguntan muchos. ¿Será que el cambio climático arrastra el calor al norte? Lo cierto es que acaba julio, y con él lo peor del verano, sin las altas temperaturas que caracterizan a este mes en Andalucía. El domingo pasado se dio el espectáculo insólito de abundantes bancos de niebla en la carretera de Matalascañas, en Huelva, usada masivamente por los sevillanos para ir a la playa.
Los ancianos andaluces que viven solos reciben este verano, como el anterior, llamadas periódicas de la Junta de Andalucía para preguntarles cómo se encuentran y pedirles que extremen las precauciones contra la ola de calor, que beban abundante agua y usen el aire acondicionado o, en su defecto, el ventilador. Algunos viven pendientes de que esas llamadas no vayan a pillarles fuera y, ante la falta de respuesta, movilicen a toda la familia temiendo lo peor. Salen a la compra y piden al tendero del barrio que les despache pronto porque "no sea que me llame la señorita Salud yme encuentre fuera de casa". Los ancianos estaban asustados los primeros días del verano, pendientes de una ola de calor que no llega. La alarma, de momento, ha sido infundada.
Eso explica que el cochero que ayer dormitaba recostado en su vehículo en pleno centro de Sevilla, a las dos de la tarde, lo hiciera delante de un termómetro que marcaba 28 grados. Un lujo. Lo normal serían diez grados más. Sobre todo porque la última semana de julio es históricamente la que registra las temperaturas más altas del año.
A la supuesta ola de calor le quedan, como mucho, quince días. Superado el mes de julio, lo habitual en Sevilla es que desaparezcan las temperaturas extremas y que por la noche incluso refresque. A no ser que el clima se esté volviendo loco y sea a partir de ahora cuando lleguen de verdad los rigores del verano. Pero la previsión meteorológica de ayer indicaba todo lo contrario porque anunciaba un descenso de las temperaturas en la zona occidental de Andalucía.
El director del centro territorial del Instituto Nacional de Meteorología, Luis Fernando López, afirma que este verano "nos ha salido estándar", no extremo como los tres o cuatro anteriores. La razón es que predominan los vientos del oeste que traen el fresco del Atlántico y no los del este, que los trae del Mediterráneo. La temperatura más alta del verano en Sevilla tuvo lugar el 21 de julio y fue de 42 grados. Más duros fueron los meses de julio del 2004 y 2003, en los que se superaron los 44 grados y, lo peor, persistieron muchos días seguidos. Y las mínimas no daban un respiro para dormir por la noche.
Este año, en cambio, las puntas de altas temperaturas han sido inferiores, apenas han durado y no ha habido noches "de insomnio" en la capital andaluza. El comentario más común este año no es "vaya nochecita nos ha dado el calor", sino "anoche también tuve que echarme una sábana para dormir".