Pues puede que tengas razón; ha sido detrás de la Atalaya, junto a esa casa cuyos dueños quizá son ricoteños y que se han comprado un barco, un yate de esos que vemos en las playas y lo tienen allí, en pleno monte
Yo escribí un articulillo sobre dicho barquito que dice así:
Los ricoteños han comprado un arca. No sé si entre ellos hay un tal Noé, pero la intuición de esas gentes les señala como precavidos y avaros en sus tradiciones.
Empero, yo certifico lo que veo, y he visto el yate, yate pijo, de colorines y con la bandera española en la cima del mástil.
En lo más alto del cerro que da imagen de castillo y de señorío, los ricoteños tienen rendido al valle del Madroñal con su casa solariega a la que rinden vasallaje vientos, tórtolas, grajos y almendros, hoy ya sazonando fruto en sus verdes ramas.
Y junto al hogar de aquellos ilustres labriegos de alpargata y cultura terrenal, los bachilleres en cabañuelas han instalado el barquito, que como supongo sabéis es símbolo bíblico que anuncia diluvios e inundaciones.
La vista de tal artilugio marinero en plena naturaleza campestre es como mínimo original; como máximo atemorizante.
Andan los hombres del campo anunciando apocalipsis, los científicos también con aquello del "cambio climático". Al final todo se reduce al agua, alguna más, alguna menos. Y ellos, los señores de las alturas del valle del Madroñal, con el temor a ahogarse en un vaso del preciado líquido, allá que van y se compran un barquito, y me lo colocan en la cima de su Sinai, con su banderita y todo.
¿No es acaso para pararse y ponerse a pensar?
Saludos