Mediciones instrumentales calibradas y serias, desde hace unos 170 años, más o menos desde 1850, cuando la PEH daba sus últimos coletazos. Es evidente que con un bagaje tan corto, extraer conclusiones es complicado, y más cuando veníamos de temperaturas más bajas. De hecho las mediciones que se utilizan hoy día para hacer un comparativo de subida de temperatura son desde época preindustrial y más concretamente desde 1850. Así, ese 1,5ºC de subida desde entonces es más elocuente, pero poco concluyente. Lo lógico sería hacer los cálculos desde que la temperatura después de la PEH se estabiliza en la media, y analizar cuanto sube desde entonces, que según los últimos datos no llega a los 0,7ºC en los últimos 100 años.
Es lógico que cuando sales de un período frío la subida suele tener un efecto rebote, o bien al contrario con el rebote hacia el frío en el Younger Dryas, que está constatado que ocurrió en pocas decenas de años. Las subidas de temperaturas en la Edad media, sin tener datos precisos de rapidez en las mismas, también se produjeron sin una intervención muy directa de nuestros ancestros. La influencia en clima que podamos tener los humanos es muy baja, en mi opinión, frente a los factores externos como la actividad solar, los ciclos de Milankovitch, la radiación cósmica, o factores internos como las corrientes oceánicas, la interacción atmósfera-océanos, las teleconexiones como EL Niño y La Niña (PDO), la AMOC,... volcanes (sin olvidar la potente erupción del Tonga que inyectó casi 150 mil millones de litros de agua en la estratosfera el año pasado, y que digo yo que algo afectará en el efecto invernadero y la subida de temperaturas observada desde 2022). Vamos, que nos tendremos que adaptar y ver que nos depara el futuro, pero sigo pensando que nosotros no podremos cambiar el clima con nuestras decisiones, pero si podríamos dejar de contaminar todo lo que tocamos, de destruir ecosistemas enteros, de acabar con la vida en los océanos, de esquilmar recursos y de provocar dolor, pobreza y muerte a muchos de nuestros congéneres. Eso debería ser nuestra prioridad, y de eso deberían hablar los medios de comunicación.